A través de Izzi, compañía que ofrece triple play, el grupo que controla Emilio Azcárraga busca aprovechar las nuevas reglas del juego tras las reformas del sector llevadas a cabo por el Ejecutivo mexicano.
Mucho se habló sobre las costosas fichas que AT&T colocó sobre el tablero de las telecomunicaciones mexicano. También mucho se especuló sobre el futuro – o los probables compradores, para ser más precisos – de los aún desconocidos activos que pondrá a la venta Carlos Slim, el principal accionista de América Móvil, y dueño del negocio de las telcos hasta las reformas que implantó el presidente mexicano (ahora en horas bajas por el crimen de los 43 estudiantes aún no esclarecido), Enrique Peña Nieto. Pero a pesar de estar el sector en boca de todos, no tanto sonó el nombre de Televisa, principal conglomerado televisivo de México, y de la región, hoy centrado en el fortalecimiento de su posición en el mercado de las telecomunicaciones.
Sucede que la empresa de la familia Azcárraga desempolvó a Cablevisión, la compañía del grupo que presta servicios de telecomunicaciones. En lugar de relanzar a la vieja firma, Televisa prefirió en octubre pasado rebautizarla como Izzi, para ofrecer un paquete de telefonía fija e Internet, a precios muy asequibles, estrategia que, de acuerdo a los analistas del sector, le aseguraría a Izzi el éxito comercial y a sus competidores un nuevo dolor de cabeza.
¿Pero telefonía fija cuando este servicio ya es prácticamente marginal en México? No exactamente. La idea de Izzi es mutar en un operador móvil virtual (MVNO). Este giro no responde sólo a una estrategia comercial, sino que también está empujada por la nueva normativa que obliga a las empresas de televisión de pago incluir en su cartera la transmisión de canales de televisión abierta, mientras las operadoras de señal abierta están obligadas a ofrecer sus señales a las plataformas de pago de manera gratuita. Esta orden se tradujo en una disminución de los ingresos de Televisa en lo que hace al negocio de los contenidos. Si bien esta pérdida de competitividad en este rubro le provocó al grupo una disminución de sus beneficios, ésta fue tan sólo de unos puntos porcentuales. Así y todo, la empresa se hizo de cash cuando vendió en septiembre el 50% que poseía en la operadora lusacell por 717 millones de dólares, compañía que, vueltas del mercado, poco después pasó a las manos de AT&T.
Un mes antes, en agosto, Televisa adquirió la operadora de cable Cablecom. Con la suma de este activo, el grupo, a través de la renovada Cablevisión, Cablemás, TVI y Sky, domina el 60% de la televisión de pago de México.
Ahora, asegurado el liderato en la tele, a por los móviles virtuales e Internet.