El estudio anual de la Federación Francesa de Telecomunicaciones (FFT) ha puesto de manifiesto las dificultades por las que atraviesa el sector. Que las empresas ofrezcan los precios más baratos de Europa, sumado a la gran cantidad de impuestos que tienen que pagar, de los que están exentos las multinacionales norteamericanas, pone en peligro las inversiones futuras.
Los operadores de telecomunicaciones franceses se encuentran en una situación complicada. Según el informe anual realizado por la firma Arthur D. Little para la Federación Francesa de Telecomunicaciones (FFT), los ingresos actuales de estas compañías son incompatibles con el nivel de inversión necesario para satisfacer las necesidades de los consumidores y desarrollar infraestructuras de última generación, informa “Le Monde”.
Las empresas de telefonía francesas cuentan con las tarifas más bajas de Europa. En un intento por resultar más competitivas, establecieron precios muy atractivos para el consumidor: 20 euros de media por una suscripción móvil, en comparación con los 29 euros que paga un español, 45 euros un alemán o los 54 euros que desembolsa un estadounidense, según datos de “Le Figaro”. En cuanto a las ofertas triple play (telefonía, Internet y televisión), de los 32 euros de 2012 se pasó a una media de 20 euros en 2013, mientras que se mantienen en 30 en Alemania, 43 en Reino Unido y al menos 69 euros en EE UU.
Como consecuencia de esta guerra de precios, el volumen de negocio de los operadores franceses se ha reducido un 11%. Y aunque la caída de ingresos se está desacelerando (-2,5% en el tercer trimestre, frente al -4,6% en el segundo), la opción de subir los precios para compensar estas pérdidas parece muy complicada, según Yves Le Mouël, director general de la FFT.
El panorama es desalentador. Por un lado, se necesitarán 23 años para que el capital invertido sea rentable. Por otro, invertir en nuevas infraestructuras supone un coste de 7.000 millones al año, a los que debe acompañar la inevitable aceleración de las redes 4G o la fibra. Las compañías aseguran que tienen dos opciones: o seguir invirtiendo, aunque dejando de destinar unos 500 millones de euros anuales a partir de 2018, o dejar de hacerlo y, al cabo de tres años, salir del mercado.
Europa no se está beneficiando del crecimiento digital, que duplica al de la economía en su conjunto. El continente ha visto cómo sus ingresos caían un 16% entre 2007 y 2013, frente a una subida del 55% en América del Norte, el 57% en Asia o el 102% en América del Norte. La principal queja de las compañías es que gigantes Google, Apple, Facebook, Amazon y Microsoft, conocidos como “Gafam”, captan el 50% del valor digital creado en Europa pero, como no pagan impuestos, no se reinyecta en el PIB europeo. Las empresas europeas se están empobreciendo y no pueden afrontar la absorción de actores más pequeños, impidiendo así posicionarse con garantías en nuevos mercados (Orange solo ocupa el 7º lugar a nivel mundial). Como consecuencia de todos estos factores, la valorización bursátil de las empresas francesas casi se ha reducido un 49% de 2007 a 2013, mientras que la de las “Gafam” ha crecido un 97% en el mismo período.
Una de las soluciones que plantean las empresas europeas y, en concreto, las francesas, es reducir la tributación específica de las telecomunicaciones, que hoy representa más de un tercio del nivel global, según el estudio de la FFT. Uno de los impuestos que más les perjudican es el recaudado sobre la cifra de negocio (0,9%), en vigor desde 2009. Otra solución sería alentar la cooperación y desarrollar una visión industrial del sector.