“ElMundo.es” dice en su encabezamiento que es “líder de la información online en español”. Según los datos del medidor comScore, eso no es cierto. Según esta medición, que fue consensuada hace años entre los editores de los diarios como medidor más o menos oficial, en octubre “El País Sites” tenía 8,5 millones de usuarios únicos y “El Mundo Sites” se quedaba en 8,3 millones. Estamos ante una cacofonía de datos que no beneficia a nadie.
Si contamos solo los usuarios del portal de noticias, “ElMundo.es” sigue de líder con 8 millones de usuarios, seguido por “ElPais.com”, con 7,7 millones. Hay que precisar que la medición de comScore es bastante defectuosa, pues se trata de un panel que solo incluye la audiencia desde pecés en España y no la movilidad ni los datos a nivel mundial, defecto que está tratando de corregir el mencionado auditor.
Para complicar más la cuestión ni “El País”, ni “El Mundo” ofrecen datos públicos de OJD Interactiva, que es un medidor más ajustado, pero no perfecto. Los datos de comScore no son públicos: es necesario pagar una cantidad relativamente elevada para acceder a ellos, mientras que los datos de OJD son de acceso libre.
Otro medidor bastante fiable es Alexa, cuyos datos se actualizan diariamente. En el ranking de España, Alexa coloca “ElMundo.es” como líder, en el puesto 11, mientras que “El País” se queda en el puesto 14 (datos del lunes 24 de noviembre).
“El Mundo” estableció un muro de pago hace ya bastantes meses, pero es tan permeable que realmente no sirve para saber dónde está cada uno. Parece bastante factible que el nuevo director general de Unidad Editorial, Javier Cabrerizo, que viene de Oracle, intente poner a punto una estrategia digital coherente para “El Mundo” y el quiosco virtual Orbyt. Los dos quioscos digitales hegemónicos en España, Kiosko y Más y Orbyt, han logrado hasta ahora resultados económicos bastante parcos. Ninguna empresa quiere dar los datos de los ingresos reales de estos quioscos virtuales, lo que alimenta la sospecha de sus limitaciones.
España es uno de los países europeos con una alta tasa tradicional de piratería y muy enganchado a la cultura digital del “gratis total”. Las simulaciones que se han llevado a cabo para ver los efectos de un muro de pago real son bastante desalentadoras: la audiencia de estas webs retrocedería sensiblemente, lo que dañaría la explotación comercial de la publicidad digital en los mismos. Estamos ante una especie de dilema del diablo: todas las soluciones son malas.
Hay que advertir que en el contexto global de la información digital empieza a haber una fuerte reacción en contra de la publicidad invasiva, como pone de manifiesto el hecho de que más de 140 millones de personas utilicen bloqueadores para librarse de esta molesta carga. La publicidad indiscriminada online está en retroceso y estamos en el medio de una transición hacia otro tipo de publicidad mucho más personalizada, que aún no ha cuajado del todo. También es verdad que en los mercados avanzados el “gratis total” está transitando hacia una creciente evidencia de que hay gente dispuesta a pagar pequeñas cantidades por la información que le interesa, siempre y cuando no encuentre esta misma información, o parecida, en webs de acceso libre.
En resumen, lo viejo se está muriendo a pasos agigantados, pero lo nuevo apenas despunta y en este período de oscuridad todos perdemos. Es urgente resolver de una vez el complejo problema de la medición de audiencias, de una manera transparente, abierta y fiable.