"No entiendo lo de Bitcoin, pero tampoco entiendo a las mujeres y estoy casado", así bromeaba un muy citado trader que opera con esta moneda. Desde luego, la parte técnica de Bitcoin es difícil de entender. De hecho, el invento puede considerarse un hito en la historia de las Ciencias de la Computación. Su protocolo permite la sincronización de bases de datos descentralizadas, evitando matemáticamente la posibilidad del "doble pago". Además, resuelve también el conocido como "dilema de los dos generales". Y como el movimiento se demuestra andando, además de publicar su descubrimiento, subió a internet una implementación del protocolo que acabó creando la red.
El sistema hace competir a los ordenadores que se conectan como servidores a la red Bitcoin para ir resolviendo problemas de encriptación. Así, se va haciendo más y más invulnerable. En abril, la capacidad computacional de la red era de más de 50 petahashes por segundo. ¿Que qué significa eso? Pues más de doscientas veces más potente que los quinientos mayores supercomputadores del mundo juntos.
La red mantiene a esos ordenadores intentando resolver problemas de criptografía para validar bloques de transacciones y añadir bloques de seguridad. Eso hace que la lista de transacciones sea inalterable, porque un hacker tendría que competir con todos esos ordenadores. Y ser más rápido abriendo candados que ellos poniéndolos. Y la red va premiando a los ordenadores que lo consiguen con Bitcoins de los de nueva emisión. Por eso, una vez que el precio de esta moneda empezó a subir, incluso se empezaron a fabricar circuitos específicamente diseñados para resolver los problemas criptográficos del protocolo Bitcoin.
El padre del invento se esconde tras el seudónimo Satoshi Nakamoto. Hay un tal Dorian Satoshi Nakamoto, físico japonés que trabajó como consultor en telecomunicaciones. Lo descubrió la revista Newsweek, aunque finalmente él negó ser el autor del protocolo. Existe un bonito vídeo en Youtube donde aclara el "malentendido" junto al autor del reportaje. Se sospecha también de un catedrático de la Universidad de Kioto especialista en Teoría de Números. Se llama Sinichi Mochizuki y, al parecer, ni ha confirmado ni desmentido que él sea Satoshi Nakamoto.
En Bitcoin no hay un apunte contable de cada cuenta, una libreta de ahorro donde se "guarde" el dinero, sino el registro general de la cadena de transacciones. Se pueden consultar on-line casi en tiempo real en "Blockchain.info". El sistema escala hacia atrás para saber si tienes bastante para una transferencia. Cada día, entre ciento cincuenta mil y doscientas mil cuentas de Bitcoin realizan transacciones, moviendo al día, de media, el equivalente a cincuenta millones de dólares. Aunque ha habido días en los que se han llegado a mover alrededor de quinientos millones de dólares en una sola jornada.
Probablemente haya bancos que gestionan diariamente volúmenes de movimientos mayores... Pero la gestión de Bitcoin la lleva un programa informático, funcionando simultáneamente en miles de ordenadores. Sin duda es complicado su funcionamiento lógico. Pero, como decía Ortega y Gasset: "Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender". Seguro que el trader con el que empezábamos entiende ahora un poco mejor a Bitcoin. Y, quizá, también a su mujer.