Paolillo participó en una conferencia titulada “Seguridad nacional, libertad, regulación y el papel de la prensa libre en la era digital”, junto a Janine Gibson, redactora jefe de “The Guardian” en EE.UU. y el CEO de “Associated Press”, Gary Pruitt, entre otros. El caso Snowden, la censura de los gobiernos a Twitter y Google o el Gran Hermano en el que vivimos centraron la conversación.
“En sentido estricto, Edward Snowden no representa nada nuevo bajo el sol”. Así de contundente se mostró el periodista uruguayo Claudio Paolillo, Presidente del Comité de Libertad de Prensa e Información de la Sociedad Interamericana de Prensa, durante su intervención en el World Newspaper Congress de Turín.
La prueba de ello es que un año antes de que irrumpiera Snowden en el escenario mediático, la agencia de noticias Associated Press fue sometida al espionaje del Departamento de Justicia de EE.UU. que durante meses estuvo grabando conversaciones telefónicas de sus reporteros por publicar una información acerca de cómo la CIA había frustrado un complot en Yemen para colocar una bomba en un avión rumbo a EE.UU. y conmemorar así el primer aniversario de la muerte de Bin Laden. Gary Pruitt, CEO de la empresa, asegura que hablaron con el gobierno antes de publicar la noticia y la guardaron durante cinco días hasta que ya no existía riesgo para la vida de las personas. Sin embargo, el gobierno quería identificar de dónde procedió esta filtración, actuando como “juez, jurado y verdugo en secreto. Hicieron caso omiso de la Constitución”, señala Pruitt. Finalmente, AP consiguió que el Departamento de Justicia no procesara a ningún periodista por hacer su trabajo y modificaran sus normas.
A pesar de este incidente, EE.UU. sigue siendo un modelo de libertad de prensa comparado con el Reino Unido, asegura Janine Gibson, redactora jefe de la edición de “The Guardian” en Nueva York. “Hasta hace tres años que me mudé a los EE.UU. no me di cuenta de que el Reino Unido era un régimen represivo”. Guy Black, director ejecutivo de “Telegraph Media Group”, también asegura que las respuestas punitivas a las revelaciones de Snowden y el “Hackgate”, el escándalo de las escuchas en el desaparecido diario “News of the World”, han servido para que otros países justifiquen la necesidad de crear las que denominan leyes antiterroristas, cuyo cometido realmente es el de limitar la libertad de prensa. Pruitt va en la misma línea al señala que “cuando un país conocido por su libertad de prensa la viola, da consuelo a las tiranías de todo el mundo, porque cuando hacen algo similar pueden decir: “Mira, los EE.UU. también lo hacen”, afirma Pruitt. Una prensa libre es la mejor forma de controlar al gobierno, a que, como señala Paolillo, “si la administración Nixon hubiera tenido el poder que Obama tiene ahora, la famosa investigación del caso Watergate nunca hubiera tenido lugar”.
El caso Snowden también ha originado otras consecuencias, como el enfriamiento en la relación entre los periodistas y sus fuentes confidenciales. Según relata Pruitt, muchos compañeros aseguran que estas personas ya no quieren hablar con los medios ni que sus números de teléfono se asocien con ellos, aunque los temas no tengan nada que ver con la seguridad nacional. Los empleados del gobierno que antes habían colaborado activamente, ya no lo hacen, reconociendo que las acciones del Departamento de Justicia les han intimidado.
Paolillo confirmó que en todos los países democráticos encuentran lo que calificó como “células cancerígenas” y señaló claramente una región en la que la libertad de prensa está cada vez más amenazada. “2013 pasará a la historia como uno de los peores años para la libertad de prensa en Latinoamérica”. Los nuevos avances tecnológicos están posibilitando que el Gran Hermano imaginado por Orwell sea más tangible en estos momentos que lo que lo ha sido nunca.
Finalmente, Paolillo quiso acabar con la idea de que las redes sociales son el paradigma de la libertad de expresión, asegurando que “Twitter ha censurado muchas cuentas de bloggers a petición de los gobiernos de Rusia, Pakistán, Turquía, Venezuela, Arabia Saudita, etc”, con el pretexto de que deben hacer cumplir las leyes locales. “Lo mismo ocurre con Google”.