Management

¿Transmiten felicidad los líderes efectivos? 

José Luis Zunni y Eduardo Rebollada Casado | Martes 02 de septiembre de 2014

Son muchas las investigaciones científicas que se han hecho a lo largo del siglo XX sobre la felicidad, pero lo que sí podemos asegurar, es que se siguen haciendo en lo que va de siglo XXI. Hay aspectos interesantísimos cuando nos detenemos en este sentimiento que proviene no del intelecto, sino del alma y del espíritu, que es lo que nos hace sentir más humanos. Y les aseguramos, que los buenos líderes siempre se han destacado por ejercer un liderazgo más en línea con el humanismo que con la productividad y alto rendimiento a secas. Daniel Goleman, psicólogo y autor de “Inteligencia emocional”, dice: “Entre los directivos existe mucha universidad (coeficiente intelectual) y poca guardería (inteligencia emocional)”.



Las conclusiones de lo que conocemos de estas investigaciones sobre la felicidad hasta la fecha, analizadas desde diferentes perspectivas, son contundentes:

- Un 50% de la felicidad es genética.

- Poco menos del 40% depende de nuestro entorno.

- Queda aproximadamente entre un 10 a 12% que depende de nosotros mismos.

 

Y cuidado…les aseguramos que si bien puede parecer poco ese 10% que queda en nuestra capacidad de respuesta frente a las acciones que a diario ejercemos y que también toleramos, soportamos, etc., lo más “peligroso” está en el 40% del entorno, aquel que puede ser más o menos hostil con nosotros, justamente porque el ámbito en el cual nos movemos la mayor cantidad de horas al día y a la semana, nuestro trabajo, sea el jefe directo, el equipo o el mismo líder de la organización, el que lo haga más “digerible” y que neutralice lo más que se pueda todo aquello negativo que pueda alterar esos sentimientos de felicidad, satisfacción, etc.

 

Existen dos corrientes de pensamiento que explican lo que siempre se dice: que la felicidad se contagia y que los sentimientos y actitudes positivas también influenciarán a los demás.

 

La primera, es que el hecho de concentrarse (prestarle la debida atención) a otra persona u otras, les crea automáticamente alegría como si fueran algo que ellas mismas han provocado o controlado. Esta corriente está más vinculada a las relaciones personales, la forma en que nos comunicamos, la empatía por los demás, etc.

 

La segunda es que si Ud. triunfa en su actitud de mejorar la felicidad de otras personas, se encontrará rodeado de más personas felices que también estarán contagiando el ambiente y devolviéndole (una especie de contraprestación) la felicidad que Ud. antes ha “distribuido”. Esta corriente está enrolada más en las escuelas estructurales y sociológicas, en las que prevalece el grupo por encima de las personas.

 

Nosotros creemos que hay una tercera corriente propia de la actual transformación humanista que están sufriendo las organizaciones y la sociedad en general, de lo que han tomado debida nota los buenos líderes.

 

Por tanto, al liderazgo efectivo le preocupa tanto la felicidad de su gente como la equidad e igualdad de trato, la motivación y preocupación por la formación, la adecuación de los ambientes de trabajo a las exigencias de las responsabilidades actuales, o sea, un constante preocuparse porque el equipo sea una familia, la organización un espacio familiar y el líder un jefe de familia que se preocupa por el bienestar de todos.

 

Esta corriente imperante asume características propias como el colaboracionismo profesional, la capacidad de influenciar positivamente a otros miembros del equipo, la actitud ejemplarizante, la lealtad de los miembros con el resto y el compromiso de todos con la organización.

 

¿Cómo ven los demás a una persona que transmite felicidad y sentimientos positivos?

Será visto como una persona amable y carismática que finalmente hará que los demás lo traten a Ud. de una manera similar en la que también le “produzcan” aún más felicidad con un trato recíprocamente amable, candoroso, próximo, etc.

 

El líder que “reprueba”, llama la atención con un grito o con un desplante es cosa del pasado. Esta reciprocidad incluye obviamente al jefe de equipo y a la cúpula directiva. Y cuanto más transversal son las comunicaciones entre todo el personal, automáticamente se generan sentimientos de igualdad de trato y oportunidades, no como era en el pasado (algunas organizaciones no se han enterado todavía) en que lo que vale viene desde arriba y no lo que se genera entre pares.

 

Esto lo rompe el colaboracionismo referido y el espíritu de equipo, que por sí solos hace del ambiente y las conductas un espacio agradable en el que la flexibilidad es la norma bajo la corresponsabilidad y autocontrol de nuestras acciones. De ahí que surgen últimas corrientes como el EMPOWERMENT, en el que también se delega la decisión, pero les aseguramos que no hay delegación posible ni empowerment que funcione, sin ese cambio en la conducta y actitud de los líderes.

 

El contagio

Siempre es más fácil decir que hacer, pero afortunadamente hay un “atajo” para llegar al ámbito de la positividad, optimismo y felicidad que demanda un esfuerzo –a veces tan poco, que es imperceptible– que siempre hace que exista un efecto en los demás para que piensen y reflexionen lo que uno dice, lo que provocará una tendencia en las otras personas a ser también positivos. Se contagia.

 

La gente que siente la necesidad de transmitir ese buen estado de ánimo a los demás, hace un esfuerzo en que cada día de su vida su intercambio de palabras con las personas de su entorno sean algo parecido a esto:

 

1º) Me alegra verte

Sencillamente expresando que uno se siente bien por estar compartiendo un momento y espacio con otra persona, le crea a ésta un sentimiento positivo que le invade.

 

2º) Siempre me alegra verte

Lleva la interacción anterior un poco más lejos. Esta forma de expresarse advierte a la otra persona (o equipo) de que no fue solamente una manera de decir (quedar bien) cuando saludamos a algún miembro del equipo, por ejemplo cuando regresa a la oficina después de varios días de baja por enfermedad, sino que de algún modo está descontado que su presencia en el equipo es fundamental, que le hacemos saber que es valorado, por el líder y el resto de compañeros.

3º) ¿Te acuerdas cuando….?

En una relación de pareja, buscar los recuerdos comunes de un pasado más próximo o más lejano, está garantizando una respuesta sea verbal o con un gesto, positiva y seguramente un contagio más prolongado de sonrisa y extensivamente, un sentimiento de felicidad por ese tiempo compartido.

Pero en el equipo…en toda la organización, el líder efectivo sabe cuando sacar a relucir lo importante que han sido, que marcaron una tendencia en el mercado, una forma diferente de hacer las cosas, y ahora, en plena crisis, con los cambios que la NT’s están provocando y la cantidad de nuevos nichos de mercado que surgen a diario y nos afectan, es momento propicio para recordar quiénes éramos y especialmente instar a la gente a seguir siendo como lo fueron entonces, porque nada ha cambiado, más que los instrumentos que necesitan para llevar adelante sus acciones.

Esta forma de actuar del líder, usar el pasado como motivador del presente, es decisivo. Se ve en los encuentros deportivos, como cuando se apela a lo que se llama en la jerga “el peso de la camiseta” para salir al campo y enfrentar al contrario, sea en el deporte que sea.

4º) A lo mejor no eres consciente de la importancia de tu acción

Cuando una persona le dice a su amigo y/o compañero de equipo, lo que considera importante en sus últimas acciones, por ejemplo, que han llevado a resolver determinados problemas que preocupa incluso al líder, es un reconocimiento mucho más importante que dar simplemente las gracias.

Porque está generando un sentimiento altamente positivo que el depositario del mismo, tomando nota de que se le reconoce su actuación, se esforzará aún más por mantener alto el listón, pero más importante aún, estará muy predispuesto a la ayuda, la colaboración con el resto, la preocupación por cuestiones personales, caso de interesarse por la salud de un familiar o preguntarle si este fin de semana largo va a ir a pescar.

Que la felicidad no es incompatible con el liderazgo efectivo, más bien lo contrario: un buen liderazgo efectivo requiere de personas que sepan transmitir la felicidad a los demás.

Mary Kay Ash, empresaria y fundadora de Mary Kay Cosmetics, dice: “Todas las personas llevan colgado un cartel en la frente que dice: “Hacedme sentir importante”. Si puedes hacer esto, tendrás éxito no sólo en los negocios, sino en la vida”. La falta de reconocimiento es falta de aprecio, y nadie puede vivir sin él. Ya lo decía Shakespeare: Una buena acción que muere sin un comentario positivo, asesinará a otras mil que dependen de eso”.

 

José Luis Zunni es Director Edición Online ECOFIN. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Coordinador académico de la Red e Latam. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management de la EEN y coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DE LA EEN. Analista de la realidad actual y especialmente en los aspectos económicos, políticos y sociales, Experto en Management y formador de directivos y profesionales en las técnicas de liderazgo.

Eduardo Rebollada Casado es miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Autor y conferenciante. Consultor y analista de la realidad social, política y económica. Co-autor con José Luis Zunni de más de 100 artículos de Management y liderazgo.