Los efectos de la normativa aprobada por el Ejecutivo de Cristina Fernández ya puede cuantificarse en dólares: entre 250 y 300 millones. Fibertel, por su parte, deberá competir si quiere brindar servicios a la nueva plataforma de televisión de pago del Grupo. El editor general de Clarín sostuvo que medio que no innova firma su certificado de defunción.
La Leyde Medios le pasa la factura al Grupo Clarín. La empresa que preside Ernestina Herrara de Noble, deberá destinar entre 250 y 300 millones de dólares a fin de adecuar la televisión de pago, Cablevisión, a la nueva normativa.La Leyde Medios obligó a Clarín a dividir sus activos en seis unidades independientes y, a su vez, troceó a Cablevisión entre tres de esas unidades. Así, en la primera división incluyó 24 licencias en ciudades donde no hay incompatibilidad con la televisión abierta. En la segunda mantuvo el grueso de sus operaciones, con 24 licencias de cable y la señal Metro; y finalmente, en la última concentró 20 licencias de televisión de pago.
Este troceado hace que Cablevisión baje en número de clientes y, por tanto, en tajada de mercado. En efecto, la plataforma tendrá 2,8 millones de clientes contra los 3.6 millones que hoy pagan su suscripción.
Gonzalo Hita, gerente Comercial de Cablevisión, contó, en una conferencia con periodistas convocada para celebrar el día mundial de Internet, que el objetivo será el de seguir modernizando las redes y la oferta de servicios de Cablevisión y Fibertel, que deberá ahora competir para ofrecer sus servicios a las empresas que nacerán de la separación de Cablevisión. A Hita no se le escapó que Fibertel tiene 1,6 millones de clientes mientras que en Argentina hay 6,7 millones de hogares con banda ancha. Es cierto, como reconoció Hita, que se contrajo el consumo que se refleja en una caída en el número de personas que contratan banda ancha; pero el desafío está en que Fibertel debe interconectar el hogar de forma simple: tener una disponibilidad del servicio cien por ciento; y lograr la virtualización de acceso a los datos. El otro objetivo, subrayó, es continuar ofreciendo la cantidad de megas que la gente demanda.
Regresando a Cablevisión, Hita reveló que los planes se orientarán a adaptar la estructura a la forma en la cual los clientes miran televisión. Hoy la gente, explicó, mira televisión cuando quiere, en donde quiere. También interactúa con los contenidos y quiere ver todo en tiempo real. Cablevisión intentará adaptar su programación a ese escenario.
Agregó que el plan estratégico de Cablevisión se centrará en mejorar e incrementar los servicios en las zonas donde ya está presente. “No vamos a buscar crecer en otras áreas porque donde estamos, nuestros servicios están saturados y necesitamos ampliar nuestras redes y conectarlas a la doble vía” explicó. Enseguida, anunció que habrá inversiones para reconvertir las redes para darle al coaxil un 25% más de capacidad de transporte, pasando de 750 Mhz a 16 hz. Además, se reducirá la cantidad de señales analógicas para incrementar las digitales.
También tuvo tiempo para pasar por el libro de quejas. Hita destacó que la empresa está dispuesta a ofrecer telefonía celular y fija, pero achacó a la existencia de impedimentos por parte del Gobierno y de las telefónicas para poder encarar este proceso. En este sentido, identificó lo que calificó como otras amenazas para la empresa: mayor stress a la red; imposibilidad de importar tecnología; altos costos; bajo o nulo acceso al crédito; ataque a la escala y reglas del juego cambiantes.
Por otra parte, el editor general de Clarín, Ricardo Kirschbaun, reconoció ante periodistas del diario, que las ventas de noticias impresas retroceden en el mundo y aumenta el número de lectores que se informan a través de plataformas digitales.
“El papel dejó de ser el único soporte y la información escrita convive con otros formatos, como el video y el audio. Los medios asumen un nuevo y enorme desafío: digitalizarse, combinar la continuidad con el cambio y desarrollar nuevos contenidos de calidad en todos los soportes. Las nuevas plataformas informativas, siguió, tienen lenguaje y exigencias propias y están activas las 24 horas. Empujan a los diarios a renovar su modelo de producción y a encontrar nuevos vínculos con los lectores y los anunciantes”.