Martes 02 de septiembre de 2014
Hace no mucho que oí hablar de un master o módulo de formación sobre coolhunting y de la historia de esta profesión y sus orígenes hace más de veinte años.
Temiéndome estar absolutamente desactualizada, durante un tiempo presté mucha más atención a estas supuestas tendencias incipientes que podían significar una oportunidad para las marcas. Mi gran descubrimiento fue que no había nada nuevo en el coolhunting que a nivel de contenido no se hiciera ya en relaciones públicas, salvo que ahora tenía un nombre y algún afortunado podía vivir de ello.
En relaciones públicas el coolhunting, identificar tendencias o sencillamente estar a la última es una de las normas básicas para dotar a tus contenidos de un interés adicional de actualidad. Ojo, con ello no quiero desmerecer la profesión del coolhunting, la cual considero que no es nada fácil, pues requiere una actitud de escucha constante que exige mucho tiempo.
Ver cine, tele, exposiciones, museos, asistir a espectáculos, encuentros, presentaciones, leer todo tipo de prensa, de libros, viajar, entrar en todas las tiendas, hablar con todo tipo de gente y sobre todo tipo de temas… y quedarse con la esencia, identificar la oportunidad, saber ver el valor. Además de requerir mucho trabajo, no cualquiera vale para ello.
En relaciones públicas hacemos una labor parecida y nuestra misión es saber aplicar ese valor a las marcas y, por supuesto, al contenido que creamos en torno a ellas.
Si tuviera que enumerar las tendencias que han venido acompañándonos este año y que considero que podrían aplicarse a las relaciones públicas, algunas podrían ser:
- Los zombies. Estética que se utiliza desde en campañas publicitarias a eventos privados, rodeada de fechas claves que pueden ser una excusa comunicativa como el día de los zombies o Halloween.
- Los bigotes. ¿Habéis oído hablar de Movember? Un movimiento idóneo para que cualquier marca trendy relacionada con los hombres se vincule. Pero además es un icono fácilmente reconocible (y con un toque simpático) que puede pegar a casi cualquier cosa por no tener connotaciones de ningún tipo, salvo masculinas.
- Las bicicletas. El ciclismo ya no es exclusivo de los deportistas y los niños. Personas que van al trabajo, urbanitas que aman la calle y gente guay no tienen ningún reparo en ir cargados con su fixie, por no hablar de la ropa ciclista como una clara tendencia en moda. ¿Está ahí vuestra audiencia?
- Los tatoos. Siempre han estado, pero se reinventan y cambian de asociaciones. Si los tatuajes reproducían ciertas estéticas (old school, siniestro, asiático, etc.) ahora éstas reproducen el mundo del tatuaje. Esto se ve en el packaging de los productos, en la decoración interior… ¿por qué no en tu evento o materiales de prensa?
- Los cupcakes. Personalizados, con todo tipo de decoración, dulces y salados… da igual, mires donde mires siempre habrá una madalena transmitiendo unos colores, unas formas… ¿os acordáis el boom de los USB personalizados en las ruedas de prensa? Tiempo al tiempo…
- Infografías. Y no me refiero sólo a las infografías en sí, sino también a la estética que viene posicionándose: conceptos en colores planos con formas básicas, idóneo para explicar aspectos complejos y también para transmitir eso mismo: sencillez, concreción.
- El flúor. Este es un claro salto de la moda a,… ¡hasta a los coches! Una vez más, ¿por qué no proponer a tu cliente una campaña de relaciones públicas flúor? Sencillamente el color daría un aire diferente a esa noticia, iniciativa o edición limitada. El color en los materiales y demás reforzaría el concepto de moda.
Lo más curioso es que estas tendencias no necesariamente pueden aplicarse sólo a productos y campañas de consumo. Sólo hay que abrir la mente y saber ver la conexión, lo demás vendrá sólo.