Después de más de 10 años de investigación, las “smart guns” comienzan a comercializarse. Sus desarrolladores han creado estas armas personalizadas con la intención de volverlas más seguras. En California venden un modelo que sólo dispara si el reloj que porta la persona autorizada se encuentra cerca de la pistola. También hay otros sistemas, como el de la lectura de la huella digital o de reconocimiento de voz. Algunos sectores consideran que el gobierno quiere limitar el uso de armas que no incorporen este tipo de tecnología.
Las llamadas “armas inteligentes” ya han llegado al mercado. Una de las mayores tiendas de armas de fuego de California ha puesto a la venta la primera pistola inteligente del país, informa “The Washington Post”. La alemana Armatix iP1, de calibre 22, lleva emparejado un reloj inteligente. Los chips electrónicos RFID de la pistola y el reloj, semejantes a los que se utilizan en las etiquetas antirrobo de la ropa, posibilitan su comunicación para que el arma sólo se active cuando se encuentren a poca distancia.
El precio de Armatix es de 1.399 dólares, lo que sumado a los 399 del reloj la convierten en una opción no apta para todos los bolsillos. Hay otros sistemas con precios más asequibles. Por unos 400 dólares, la empresa Kodiak Industries, de Utah, ha fabricado lo que ellos denominan “el arma más inteligente del mundo”. Intelligun se desbloquea sólo cuando reconoce la huella dactilar del tirador.
La industria armamentística sigue desarrollando varios modelos en un terreno aún por explorar. La irlandesa TriggerSmart usa los chips RFID, pero sustituye el reloj por un anillo, además de contar con una tecnología que bloquearía el arma en caso de encontrarse cerca de lugares sensibles, como por ejemplo una escuela. El Instituto Tecnológico de Nueva Jersey está utilizando sensores para reconocer la forma de agarrar el arma de los usuarios y captar comportamientos. La californiana Yardam utiliza una aplicación móvil para que el dueño sepa si se producen movimientos con la pistola y poder desactivarla de forma remota.
Los defensores del control de armas alegan que esta nueva tecnología servirá para aumentar la seguridad y reducir la violencia, los suicidios o los disparos accidentales. Además, consideran que tienen un gran atractivo para los compradores, que preferirán comprar un arma con sistema de seguridad frente a otra que no lo tenga, al igual que decidieron adquirir coches que incorporaran airbag.
Pero los defensores del derecho a poseer armas de fuego se muestran escépticos con la fiabilidad de las “smart guns”. Consideran que no está garantizado que no se produzcan problemas técnicos en un momento en el que el tirador se encuentre en peligro. La Asociación Nacional del Rifle ya ha matizado que no se opone a la venta de estas armas, pero sí a mandatos gubernamentales como la ley de Nueva Jersey de 2002 que promulgaba que, cuando un arma inteligente se vendiera por primera vez en EE.UU., las tiendas del estado debían vender exclusivamente este tipo de pistolas durante los tres años siguientes. Potenciar el uso de pistolas que incorporan una tecnología que encarece el precio final, es, a su juicio, un intento de limitar su uso. Algunos van incluso más allá, manifestando que este tipo de leyes esconderían un deseo gubernamental mucho más profundo: una futura prohibición a la tenencia de armas de fuego.
Lo que parece claro es que estas armas están llamadas a revolucionar la industria armamentística. El mercado será el que decida. El titán de Silicon Valley, Ron Conway, aseguró que “al igual que todo el mundo ha optado por el iPhone y abandonó el teléfono de tapa y la BlackBerry”, los consumidores comprarán lo que les resulte más interesante. “Queremos que los propietarios de armas se sientan como dinosaurios si no están usando armas inteligentes”, señala.