Las lentes de Google se preparan para salir al mercado en los primeros meses de 2014. Pero un reciente estudio publicado por “Business Insider” sitúa su explosión comercial al menos dos años después de su lanzamiento oficial. Éstas son sus previsiones.
Tras un año en pruebas, Google Glass saldrá finalmente al mercado durante la primera mitad de 2014. Ya se ha anunciado que el modelo de lentes que se comercializará será diferente al que conocemos hasta ahora, una versión 2.0 con un rediseño que incluirá un auricular para efectuar llamadas o cristales graduados, entre otras mejoras.
Las previsiones para los primeros años apuntan a que sólo ciertos profesionales utilizarán este producto, tales como médicos, científicos o periodistas, a un precio que bajará de los 1.500 dólares de las unidades de prueba a 600.
Pero “Business Insider” apunta a que habrá que esperar hasta 2016 para que Google Glass se popularice, cuando la tarifa media se sitúe en unos 500 dólares. Las expectativas de ventas pasarían de 3 millones de unidades hasta ese año, a 21 millones en 2018.
¿Cuáles serán los factores determinantes en la trayectoria de Google Glass? Según este informe, habrá tres: el precio, el interés que muestren los desarrolladores y las barreras culturales que puedan establecerse.
El precio será sin duda el factor clave. El descenso progresivo que experimentará el producto los cinco años siguientes a su puesta a la venta, determinará la rapidez con la que el público adoptará este dispositivo. Tendrá un crecimiento moderado en una primera fase, hasta que el precio se reduzca. En esos momentos las ventas se dispararán.
Otro elemento a destacar es el interés que despierte Google Glass en los desarrolladores de aplicaciones. Para estimular nuevos usos, se ha lanzado un nuevo kit para desarrolladores de software, que les da acceso a más características digitales de la gafas. El problema es la monetización. Google ya ha señalado que aún no permitirá a los desarrolladores cobrar por las aplicaciones.
Y en último término, el gran escollo a salvar de las lentes es el de la aceptación social. Muchas son las razones para temer que los usuarios tengan dudas acerca de su uso. Por un lado, la sociedad tiene que cambiar el chip y acostumbrarse a llevar un dispositivo muy visible que introducirá importantes cambios en los hábitos de los consumidores móviles. Por otra parte, está la cuestión de la privacidad y la seguridad y, finalmente, las restricciones que pueda imponer cada país. Por ejemplo, ya se ha prohibido su uso durante la conducción en algunos estados.