Innovar constantemente y abrirse a nuevos negocios son los pilares básicos de la mayor tienda online del planeta. Las ganancias o pérdidas registradas cada trimestre no parecen ser un motivo de preocupación para el CEO de Amazon, cuyo objetivo es crear valor a largo plazo.
“Trabajar aquí no es fácil”. Ésta es la advertencia que Jeff Bezos hizo llegar en una carta a sus accionistas en 1997. Parece contradictorio que un hombre tan exigente con sus equipos y consigo mismo, no esté preocupado por los datos que arrojan los informes trimestrales de la empresa y pida a los accionistas que sean pacientes y confíen en él.
El presidente ejecutivo de Amazon sigue una estrategia basada en ignorar ingresos y gastos para poder expandirse con la apertura de nuevos negocios. Los inversores parecen tener tanta fe en él que están dispuestos a tolerar beneficios muy estrechos o casi nulos a cambio de continuas ganancias de cuota de mercado y la promesa de que los beneficios llegarán algún día.
Los reportes de ganancias de la empresa tienden a ser bastante irregulares, pero Amazon es la empresa comercial que más crece en el mundo. Al parecer, Bezos sabe lo que hace. El dinero le importa sólo en la medida que pueda utilizarlo para invertir y cambiar el futuro, no para acumularlo. No le importa perder dinero si ha sido a costa de invertir en nuevas oportunidades de negocio. Y si bajar los precios de sus productos le reporta pérdidas inmediatas, Bezos no se muestra preocupado si ha conseguido aniquilar a la competencia. Sin rivales, en el futuro podrá manejar el mercado a su conveniencia.
“Ser rentable es la mayor tontería del mundo”, es la máxima que promulga el CEO. Lo importante es crear valor a largo plazo, no analizar resultados en el presente. Él sabe que es difícil ganar dinero si estás volcado en el lanzamiento de un smartphone de alta gama, enfrascado en una batalla por los contenidos de vídeo con Netflix o intentado reflotar un periódico como “The Washington Post”.
Algunos analistas entienden este modelo de negocio basado en el valor económico agregado, un indicador que habla de que el beneficio se mide en la eficacia con la que se haya desplegado su capital (deuda, efectivo, acciones). Amazon ha sido muy inteligente, no sólo explorando nuevos mercados, sino adquiriendo empresas rivales. Siempre que una empresa esté invirtiendo en el crecimiento de este valor económico agregado, estará consiguiendo aumentar su potencial.
Mientras los clientes estén consumiendo y los accionistas estén comprando, Amazon seguirá creciendo. Pero Bezos también es consciente de que esta situación puede variar, por lo que delega en un hombre de su máxima confianza, el director financiero Tom Szkutak, las comparecencias trimestrales con analistas y periodistas. En una de ellas, Szkutak reconoció que Amazon comprende que es importante que los resultados periódicos sean buenos para demostrar que el modelo funciona. Llegará un momento en el que los inversionistas perderán la paciencia, no verán con buenos ojos la expansión ilimitada de la empresa y Wall Street exigirá la obtención de beneficios más pronto que tarde. Ése es el desafío al que se enfrentará Bezos en un futuro. Por ahora, prefiere seguir fiel a sus principios y hacer caso a su instinto.