Cuando a Pedro J. Ramírez le echaron de la dirección de “Diario 16” fundó el que en poco tiempo sería el segundo diario nacional. Ahora es el director editorial del segundo grupo de medios de España, tiene toda la autoridad y también tiene un problema: su empresa está quebrada y pende del hilo financiero de sus dueños italianos, que están hartos de soportar pérdidas. ¿Volverá a hacer la jugada? Esta vez lo tiene más difícil.
Yo estaba en el Grupo 16 (dirigía “España Económica”) cuando Juan Tomás de Salas llevó a cabo la gran equivocación de su vida: creyó que por fin podría dar la patada a Pedro J., un periodista tan brillante como molesto, pues cada día le amargaba el desayuno recordándole quien era el director de “Diario 16”, dando palos a sus amigos y remachando el viejo lema del periodismo, ese no escrito que dice que un editor solo hay una cosa que pueda decir a un director: “estás despedido”. A Juan Tomás le había soplado al oído un personaje muy conocido en aquel tiempo el nombre del periodista providencial que le salvaría: Enrique Badía. Por fin podía realizar su sueño, pues ya tenía sustituto para Pedro. Así que Juan Tomás, excelente periodista y pésimo empresario, pronunció las palabras sagradas sin sospechar que con su director se marcharían nada menos que su propio hermano, su director comercial, Balvino Fraga y otras figuras del grupo. Y en un tempo récord “El Mundo” le pisó los talones a “El País”. Y el Grupo 16, que estaba en plena expansión, se hundió irremisiblemente. El pobre Juan Tomás, que había fundado un semanario que desempeñó un importante papel en los últimos años del franquismo y había empujado con fuerza, ideas y frescura, los estrechos límites de la libertad secuestrada, murió de cáncer no mucho después.
Pedro J. Ramírez tiene una jugosa indemnización prevista en su contrato en caso de que los italianos hagan lo que hizo Juan Tomás. Bien podría fundar el “Ramírez Post”, al fin y al cabo elmundo.es es la web de noticias “líder de la información en español” como ella misma proclama, con varios millones de visitantes únicos y eso. Y con el pequeño problema añadido de ser una ruina. Porque, señoras y señores, estamos en la era digital: internet no es un canal más sino el paradigma del nuevo ecosistema. Y este medio ambiente es letal para las ideas, los planteamientos, los esquemas, los modelos de negocio, el periodismo industrial de los átomos.
Pedro J. no podrá refundar “El Mundo” o un trasunto del mismo porque ese modelo es un zombi. Y fundar el “Ramírez Post” y hacerlo rentable sería una hazaña sin precedentes. John Paton, el “gurú” del Grupo Digital First, dice que los perros viejos pueden aprender trucos nuevos, él mismo es un ejemplo de ello. El Grupo Unidad Editorial está en situación límite, en pavorosas pérdidas sin final, no ha hecho su transición digital y los italianos están algo más que nerviosos. La plantilla ha dicho no a los recortes propuestos y se ha puesto la pistola en la sien. La redacción de “El Mundo” y de sus otras publicaciones está bajo mínimos…en el modelo industrial que se ha mantenido hasta ahora. Necesitan su propio “Circo de las mariposas”.