La prensa está sufriendo duramente en los principales países, en muchos mercados ha perdido en torno a la mitad de sus ingresos en pocos años. Y justo ahora, en plena debacle, se empiezan a consolidar grandes grupos mediáticos. Y Rupert Murdoch marcha en cabeza.
El australiano ha sido el primero entre los grandes, separando su gran conglomerado News Corp. en dos empresas, una para los medios de prensa y otra para los medios audiovisuales. La primera agrupa nada menos que cabeceras como “Wall Street Journal”, “The New York Post” y los británicos “The Times” y “The Sun”. Ya es la mayor empresa de diarios en EEUU y tiene 2.600 millones de dólares en efectivo para adquisiciones.
El grupo Tribune de EEUU le ha seguido a los pocos días, anunciando una separación parecida en sus negocios. Y lo ha hecho tras comprar 19 canales de TV ubicados en 16 ciudades del país, por 2.725 millones de dólares. No está mal para una empresa que se había acogido a la ley de quiebras americana en 2012. Varios analistas de medios señalan su sorpresa ante esta operación, ya que se considera que el negocio de la TV puede entrar en una fase de fuerte declive, como le ha sucedido a la prensa. Comentaristas perspicaces como el prestigioso Ken Doctor sugieren que los de Tribune están empaquetando sus diarios para vendérselos a Murdoch. El tercero en concordia ha sido el grupo Time Warner, que ya anunció anteriormente que la unidad de prensa se segregaría antes de final de año.
¿Qué está pasando? ¿Cuál es la razón de fondo de estas maniobras en semipenumbra, que pueden cambiar el statu quo de la conformación de la opinión pública mundial? Hay varias a primera vista. La principal es que se pueden comprar grandes rotativos e influyentes medios de prensa mucho más baratos, como ya señalara Warren Buffet cuando compró de una tacada decenas de diarios de EEUU. Y, además, hay un significativo cambio de escala. En el nuevo ecosistema de medios de la era digital que empieza a conformarse, los grandes medios son asunto de grandes magnitudes. Los pequeños editores independientes, que conformaron la era industrial del periodismo, lo tienen muy crudo. A cambio, surgen por todas partes medios digitales minúsculos e incluso periódicos y revistas muy modestos, innovadores, ágiles, versátiles.
¿Y en España? Como siempre, exageramos y magnificamos la tendencia global. Los grandes medios nacionales se están hundiendo irremisiblemente. Y hay una verdadera explosión de nuevos medios, generalmente digitales, con muy variadas fórmulas “low cost”, muchos de ellos encabezados por periodistas emprendedores. Es evidente que algunos de los que aspiran a jugar en la división global, los Murdoch o los Slim u otros, van a pescar en este rio revuelto. Atentos, porque nos jugamos mucho en esta partida.