Los operadores móviles realizan un ingente esfuerzo inversor para poner en pie las redes de banda ancha móvil 4G en medio de la crisis. El blog de la CMT especula hoy sobre el sobreprecio que se podría pagar por acceder a la Internet móvil a gran velocidad. Es un debate europeo con diferentes posturas entre operadores y países. Realmente ¿la cuestión es saber si se pagará por el 4G?
El blog de la Comisión del Mercado de las Telecomunicaciones (CMT) se pregunta hoy si merece la pena pagar un sobreprecio por el uso de las redes 4G, la banda ancha móvil que ofrecerá velocidades máximas de 150 MB para bajar contenidos de Internet y 50 MB para subirlos, siete veces más que el máximo ofrecido por las actuales redes 3G. Las operadoras de telecomunicaciones realizan un importante esfuerzo inversor para implantar la tecnología LTE y hacer las redes 4G móviles en medio de una crisis que mengua sin cesar sus ingresos.
A primeros de mayo, Yoigo anunció inversiones por 200 millones de euros para ofrecer 4G el 18 de julio. Siguió el anuncio de Orange con inversiones de 1.100 millones de euros para empezar a dar el servicio el 8 de julio en seis capitales españolas. A finales de mayo, Vodafone dijo que daba el servicio en dos días en siete ciudades españolas, y prometió llegar al 85% de la población en septiembre. El esfuerzo inversor del operador rojo supone una huída hacia delante por captar los primeros clientes de banda ancha móvil, que puede ser su última baza para salvar los trastos en España dada su maltrecha situación económica. Tanto jolgorio anunciador fue coronado por la información de que el despliegue de las redes 4G movilizará inversiones de 12.000 millones de euros en España (el 1% del PIB) durante unos años, ofrecida por el Ministerio de Industria. La cifra será de 150 millones de euros en Europa.
El blog de la CMT añade que “ante la caída en los ingresos del móvil, algunas operadoras han prometido a sus accionistas que el 4G sería una nueva oportunidad para aumentar la facturación”. ¿Alguien se lo cree? Verizon ofrece el servicio 4G al 85% de la población estadounidense asociado a una tarifa Premium. Los operadores europeos lo comercializan en doce países con criterios distintos: igual precio que el servicio 3G, solo disponible para las tarifas más caras, o asociado a un mayor precio. Esta disparidad de criterios, y no la crisis, pondrá el 4G a los pies de los caballos en el viejo continente. Quienes lo ofrezcan de forma gratuita para aumentar su base de clientes marcarán el mercado en cada país.
En España, Vodafone lo dará gratis hasta septiembre como una oferta de prueba. A partir de ese mes lo dará gratuito solo para los usuarios de sus tarifas Premium, en las restantes sumará nueve euros por quien lo quiera contratar. Orange ha implantado tarifas planas algo más elevadas de las habituales para darlo. Yoigo lo ofrecerá mediante el modelo de pago por uso. Telefónica aún no ha movido ficha.
¿Qué si pagarán los españoles por el nuevo servicio? Es lo de menos, lo importante es que los operadores cobren por un servicio que requiere cuantiosas inversiones, y mantengan de forma unánime la postura a pesar de las críticas que recibirán por ello. Y eso por varios motivos. El consumidor no valora lo gratuito. Un ejemplo, cambian de móviles como de chaqueta porque son gratuitos y sin darse cuenta de que no amortizan terminales que cuestan unos 500 euros. La gratuidad ha puesta en la picota profesiones como la de periodismo, los editores han rebobinado empezando a cobrar contenidos, demasiado tarde. El low-cost ha exacerbado la sociedad de consumo hasta el límite de hacer peligrar la sostenibilidad del planeta. Nada es gratis ni tiene porque serlo, ni siquiera lo justifica una crisis que multiplica el paro e impone sueldos de hambre. Se deberá solucionar lo segundo sin desvirtuar lo primero.