La agencia de noticias, más allá del color de los distintos gobiernos, siempre dio la impresión de ser más oficial que estatal. Ahora, una diputada K cuenta cómo la manipulan.
Llamó la atención. No es frecuente que un funcionario oficialista, en este caso legisladora, hable con tanta sinceridad, e incluso ingenuidad, sobre el manejo que hace el Gobierno de la agencia de noticias estatal, apetitoso bocado por la extensa red de distribución nacional e internacional con que cuenta.
A Diana Conti, autora de la confesión, no se le puede discutir su militancia K, de la que su historia política da buena fe. Lo cierto es que la diputada por El Frente parala Victoriaconcedió una entrevista al diario opositor La Nación y contó cómo el Gobierno sostiene el relato utilizando los medios oficiales y oficiosos o leales, según la terminología utilizada porLa Cámpora, grupo de poder liderado por Máximo Kirchner, hijo de la presidenta Cristina Fernández.
Veamos qué dijo en el diálogo que mantuvo con el periodista Diego Sehinkman.
-Cuando usted opina sobre algún tema, muchos se preguntan. "¿Esto lo piensa Diana por su cuenta o la mandó la presidenta? ¿Quién habla ahí?"
-No, bueno, cuando es una cuestión trabajada en equipo, propuestas legislativas, es hablado y lo digo. En otros casos no. Cuando dije "Cristina eterna" para una radio de Santa Fe, no me di cuenta de la repercusión que iba a tener. Me empezaron a llamar de todos lados. Cerré el celular y me oculté. A la tardecita le digo a Zannini: "Protegeme porque Cristina me va a matar". Hasta que me ubicó ella: "Dianita, ¿qué dijiste?" Y yo le digo: "Bueno no sé, me desperté, sonó el teléfono, yo estaba medio dormida". Entonces me contesta: "¡No, desmentilo!" ¿Cómo lo desmiento?, pensé. Ya sé. Hago un cable de Télam, cumplo, que se lo muestren a ella y yo ya estoy. Entonces no siempre que hablo soy la voz de Cristina.
Tras el revuelo que se armó una vez publicadas la declaración de Conti, la comisión interna de Télam difundió un duro comunicado, donde no sólo se quejan del sincericidio de Conti, sino también del silencio y el accionar de las autoridades de la agencia.