Aunque con frecuencia podemos tener la tentación de rechazar la autoridad absoluta de maestros y gurús, es indudable que en ciertas etapas de nuestra vida hay personas que ejercen gran influencia en nuestro destino. Es como si frente a cada nuevo desafío, hay alguien que nos espera para indicarnos el camino y permitirnos seguir adelante.
Uno de los pilares de la sabiduría humana en casi todas las filosofías, es la búsqueda de lo que el budismo llama “la Vía Media”, el punto equidistante entre lo superficial y lo profundo, entre el placer y el dolor, entre lo justo y lo injusto.
¿Es Ud. Consciente Sr. Rajoy de la influencia que ejerce sobre nosotros? Este es un punto crucial del liderazgo. Al líder se le sigue porque influencia a los demás y porque puede cambiar positivamente o alterar de manera negativa la vida de gente.
Sr. Rajoy: un buen liderazgo no puede sostenerse por los extremos sino en el justo medio. Las mayorías absolutas en la política tienden a desplazarse del centro a los extremos. No porque se radicalicen, sino porque no tienen contrapeso.
Pero para conciliar y no enfrentarse al opositor político, tiene que ejercer el liderazgo del maestro, en el convencimiento de que la única salida de la encrucijada en la que nos encontramos, requiere de su renunciamiento a lo que tan frecuentemente Ud. sentencia: “el gobierno sabe lo que hace”.
Lamentablemente para todos los ciudadanos, la evidencia está jugando en su contra, el sacrificio es demasiado grande. Va perdiendo credibilidad no porque no sea una persona creíble, sino porque hay miles de estómagos que tienen hambre.
Convierta su liderazgo tan criticado y hasta si me permite, vapuleado, en uno de la neutralidad. El líder sabio es el que sabe detenerse a tiempo y no gasta energías y evita grandes pérdidas (más paro y recesión) aún enfrentándose a sus socios europeos del norte.
Como dice el Tao Te Ching, el líder que sabe cuándo detenerse o hasta dónde debe llegar, no caerá en desgracia y no entrará en peligro. Esto en referencia clara al frente ítalo-español que no ha funcionado, pero esperamos que sí opere como un dique de contención de tanta injusticia de austeridad impuesta por la Sra. Merkel: un frente mediterráneo que Ud. podría liderar, porque España no es ni Grecia ni Chipre, con el debido respeto a griegos y chipriotas.
Aplique Ud. una premisa fundamental del liderazgo: ganar las pequeñas batallas cotidianas. Este es un capítulo que Ud. está perdiendo. Todos los frentes sociales con una durísima contestación están complicándole cada día más su gobierno. Pero lo peor de todo, le están carcomiendo el crédito del que aún tiene resto que debe gestionar con la precisión de un orfebre, si no quiere perderlo del todo.
Hemos visto pasar por platós televisivos a auténticas eminencias de la medicina que han sido jubilados forzosamente con la tranquilidad del presidente de la Comunidad de Madrid, del que cambia de empresa proveedora de café. Las declaraciones del Sr. Gonzáles entran más en la categoría de la displicencia. Imagino si en Japón hubiese sucedido algo semejante. Sería el oprobio de la sociedad japonesa que tiene un exceso de celo y respeto sobre sus mayores, sus conocimientos y experiencias.
Cuando esto ocurre en una sociedad, Sr. Rajoy, debe admitir que algo funciona mal.
El Buda dice que “Dar la verdad sobrepasa a todo otro Dar”.
Reúna Ud. a los presidentes de Portugal, Grecia, Italia y Francia en un encuentro Mediterráneo, y le aseguro que este movimiento de ficha en el tablero de ajedrez del poder europeo, levantará ampollas pero no tema, no podrán hacer nada. Alemania viene acusando el cansancio como locomotora europea, mientras Europa se queda en la cola de los tres pelotones del crecimiento mundial.
Ud. tiene la obligación moral de aquellos españoles ilustres que antes que otros europeos hablaran de Mercado Común (me refiero al Tratado de Roma del 57) ya eran los primero europeístas, caso de Salvador de Madariaga. Este país a dado grandes “cabezas” pensantes que están ahí en las hemerotecas del conocimiento universal. Y hoy, una generación de jóvenes que son los mejores formados de la historia, están emigrando, con la sangría que ello supone.
A España no la tumbará el euro, ni Merkel ni los grandes países emergentes. Pero Ud. está teniendo una influencia negativa en la ciudadanía que no levanta cabeza porque Ud. ni siquiera les da ánimo. ¿Vio Ud. como el presidente Obama se dirigía a su electorado una vez ganada su actual mandato diciéndole especialmente a las clases medias que “para los Estados Unidos lo mejor está aún por llegar”. Claro, esto es como una droga. La gente se pone en pie y el país sale adelante. Además el presidente Obama habla permanentemente con sus ciudadanos.
Ud. ha perdido poder de influencia porque demuestra que le teme a los medios de comunicación. No se siente cómodo.
Está a tiempo aún de dar un giro a su liderazgo actualmente cuestionado.
Llame a los mejores pertenezcan o no a su partido. Convoque a los líderes de la oposición y cree comisiones de trabajo de todos los signos políticos y no se escude en otra de sus afirmaciones que le hacen otro flaco favor como líder: “no es el momento para compartir criterios con la oposición”.
Solamente de Ud. depende transformar su actual liderazgo que tiene síntomas de gran cansancio, en uno que lo aproxime a la categoría de estadista. Y sabe cuál es la diferencia: el estadista trabaja y piensa en las generaciones venideras.