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Vidas privadas sobreexpuestas

Instagram permite compartir fotografías

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Miriam Garcimartin | Martes 02 de septiembre de 2014

Las redes sociales y aplicaciones móviles que facilitan la publicación de fotografías para compartir con los amigos, han cambiado el concepto que teníamos de vida privada. Ahora, cualquier hecho cotidiano es fotografiable y elevado a la categoría de interés público.



El “oversharing” es el acto de compartir demasiada información con personas que no están necesariamente preparadas o capacitadas para recibirla. Es una práctica cada vez más común y que viene provocada por la popularización de las redes sociales, los blogs y las aplicaciones de móvil que permiten publicar una especie de diario público en el que se va reflejando todo lo que acontece a diario.

Facebook, Instagram o Flickr son tres de las redes sociales preferidas por los usuarios para compartir fotos de su vida privada con amigos y conocidos. Un simple plato de comida o una fiesta con amigos pueden elevarse a la categoría de interés social y ser fotografiados para que nuestros contactos puedan hacer comentarios o dar a “me gusta”.

Lo que podría parecer una foto inocente, proporciona datos personales como ubicación, hábitos o estados de ánimo que se dan a conocer tanto a amigos y familiares como a compañeros de trabajo o incluso a su jefe.

Además, al subir una foto a Internet, pocas personas son realmente conscientes de que esa información personal quedará para siempre en la red, dejando un enorme rastro. No sólo entra en juego el problema de la pérdida de privacidad, sino que también se pierde el control de las fotografías, que pueden pasar a manos de personas que realicen un uso fraudulento de ellas.

Para resolver este tipo de problemas, ya se ha creado una aplicación que triunfa sobre todo entre los adolescentes. Snapchat permite que los usuarios compartan fotos y vídeos durante un tiempo determinado. El remitente elige el tiempo de vida de esas fotografías y, una vez transcurrido, desaparecen para siempre sin dejar rastro.

Esta posible solución para la destrucción de fotografías, también se convierte en un hándicap en manos de personas que no sepan hacer un buen uso de esta aplicación. Poder compartir cualquier tipo de imagen sabiendo que va a desaparecer, puede alimentar prácticas en las que se ponga en riesgo la intimidad de la persona que envía las fotos, ya que es posible realizar una captura de pantalla y la foto se guardaría. Aunque Snapchat avisa al usuario de que se ha cometido una infracción, la foto ya estaría en poder permanente del receptor.

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