Una película que admiro –obra maestra del séptimo arte- basada en hechos reales y que durante años me ha servido para mis Seminarios y acciones formativas, es Chariots of fire (Carros de fuego)(1981)de Hugh Hudson y ganadora al Oscar a la mejor película extranjera.
¿Qué lecciones de liderazgo podemos sacar de sus diferentes secuencias?
1º lección. El valor de la historia y los principios que guían a los grandes líderes.
Siempre me ha impactado una de las primeras escenas, la cena de bienvenida en Caius College, Universidad de Cambridge, en la que el rector hace un discurso emotivo para los alumnos de primer año.
Detrás de la mesa que presidía junto a autoridades y profesores de la institución, se veía un inmenso cuadro cuyo título era 1914-1919 y debajo, todos los nombres de los ex -alumnos que habían caído en la Primera Guerra Mundial.
El rector se dirige a su auditorio diciendo: “Voy a tomar la lista y leeré nombre por nombre. Nombres que para nosotros no pueden dejar de emocionarnos…porque fueron lo mejor de una generación…la gloria de Inglaterra…y por ella vivieron y entregaron su vida. Y hoy por un capricho del destino, sois vosotros los que ahora tomáis su testigo”
Las más importantes universidades del mundo, caso de la de Cambridge, han trabajo a lo largo de su fructífera existencia, sobre los principios y valores que conforman el carácter de los hombres. Siempre han favorecido el deporte como parte esencial en la construcción de la personalidad.
Este espíritu basado en la historia y la tradición, es admirable en el pueblo inglés. Es parte indisoluble de su estirpe, es la seña de identidad del liderazgo de un pueblo.
2º lección: La decisión de convocar y contar siempre con los mejores
Cuando uno de los dos protagonistas principales, Eric Liddell, el gran atleta escocés, llega a Londres a competir en unos juegos franco-británicos, se muestra la portada del periódico que estaba leyendo y que dice “Inglaterra llama a sus sprinters”, ya que se avecinaban los Juegos Olímpicos de Paris de 1924. Obviamente, las autoridades deportivas inglesas querían que el país estuviera bien representado.
Sirva esta convocatoria deportiva de aquella época, de metáfora de lo que nos ocurre en Europa. El presente europeo requiere que se haga un esfuerzo tremendo para que sean convocados los mejores: en la economía, la política y en cualquier ámbito de de la sociedad.
Pero sucede que si bien en Europa tenemos altísimo nivel científico, cultural, tecnológico, etc., se ha producido un desgaste evidente en el liderazgo político, porque entre otras falencias importantes, han prevalecido intereses nacionales por sobre los de la UE y los principios por los que fue creada, determinando a su vez una situación de crispación, desconfianza entre los estados miembros y especialmente la proyección de una imagen de inestabilidad hacia el exterior. Tampoco ha surgido una personalidad que contente a “sirios y troyanos”. Ni siquiera Merkel.
3º lección. La inviolabilidad de los principios que guían al líder
Cuando Eric Liddell se embarca con el resto de atletas británicos con destino a Francia, y ante su amenaza de no participar en la carrera de 100 metros porque se realizaba en “sabbat”, el príncipe heredero, un lord y algún otro miembro de la realeza junto al entrenador británico, tratan de hacerle cambiar de parecer, a lo que Liddell se niega rotundamente porque entre servir a Dios y al Rey no duda en elegir al Señor, lo que enfada seriamente a los presentes.
Esa determinación de Liddell, que está basada en su enfrentamiento real con la corona británica, debe echar luz en algo que llamo “la inviolabilidad de los principios que guían al líder”.
El líder no se somete a ningún tipo de sojuzgamiento, solamente puede negociar amistosamente dentro de unos parámetros que hagan que la otra parte respete esos principios de los que no se va a apartar jamás. Este concepto no significa rigidez, por el contrario implica flexibilidad dentro de ciertas reglas de juego.
4º lección. La fuerza del líder proviene de dentro…del corazón
Eric Liddell compite en unos de los tantos campeonatos entre británicos e irlandeses, y una vez que terminan los juegos, se reúne como es habitual en él al ser un predicador católico, con un grupo de gente que le sigue al pie de la pista de atletismo.
Entonces les dice:
“Han venido a ver una carrera y a alguien que la gane…y ese he sido yo. Pero quisiera que esto sea mucho más que presenciar una carrera…debemos formar parte de ella. Quiero comparar la fe con correr una carrera. Es difícil, requiere concentración de nuestra voluntad, energía en el alma. ¿Y de dónde proviene la fuerza para ganar una carrera?…Viene de dentro”.
Siempre me impresionó esta escena de la película, porque refleja el carácter que en su vida había demostrado Liddell. Tenía un don…pero también sabía que corría en nombre del Señor.
Necesitamos líderes que digan la verdad, que no teman en enfrentarse a sus ciudadanos por más dura que sea la misma. Porque el pueblo sabe cuando alguien habla, como diría Liddell, desde dentro…desde el corazón.
Estamos seguros que Europa retomará su senda. Y también
España como Eric Liddell (oro olímpico de los 400 metros en Paris, 1924) porque es una auténtica corredora de fondo.
Tenemos valores suficientes y principios que la historia siempre ha refrendado, para volver a estar entre los primeros. Las circunstancias no nos son propicias hoy, pero con un buen LIDERAZGO y DETERMINACIÓN, estaremos otra vez en puestos de vanguardia.
Mi modesto homenaje a Eric Liddell que murió como misionero católico en China a finales de la Segunda Guerra Mundial y “FUE LLORADO POR TODA ESCOCIA”
Mi homenaje al deporte que siempre es un ejemplo de lucha, esfuerzo, sacrificio y superación… o sea el DEPORTE encierra en sí mismo el más noble espíritu de LIDERAZGO.