Los medios de comunicación intentan inventar nuevas fórmulas para conseguir financiarse. Con la caída de la publicidad convencional y una aún incipiente experiencia publicitaria móvil, cualquier dispositivo a través de la cual se puedan recaudar fondos es bienvenido. Algunos rotativos están elaborando contenidos dirigidos a los libros electrónicos.
“Digiday” publica un artículo en el que repasa cuáles son las acciones que están llevando a cabo diferentes medios impresos para aprovechar el filón comercial de los e-books. Utilizar cualquier dispositivo al alcance del lector para obtener ingresos es clave en unos momentos en los que los anunciantes han reducido considerablemente su presencia mediática.
“Realmente los libros electrónicos no son la gallina de los huevos de oro en este momento. Es un nuevo formato, estamos experimentando con él. Para nosotros, se trata de estar en uno de estos nuevos sitios donde están los lectores y que Times les ofrezca contenidos. ¿Y cómo y cuándo finalmente se rentabilizará de manera significativa? No lo sabremos a corto plazo”, reconoce Gerald Marzorati, director editorial de “The New York Times”.
De momento, este rotativo es uno de los medios que más ha apostado por esta fórmula. Ha creado dos programas para publicar e-books, uno de ellos con Byliner y el otro con Vook. Byliner para publicar contenido original sobre diversos temas a 2’99 dólares y Vook para recopilaciones de artículos ya editados en el diario por 1’99 dólares.
“The Atlantic” ha publicado cuatro e-books en el último año, uno gratis, otro reutilizando material, otro más que era un libro electrónico pero también una edición impresa independiente de material archivado, y el último con nuevos contenidos. “AskMen” lanzó tres libros electrónicos en tres semanas en diciembre. Finalmente han elevado el precio a 4’99 dólares para prestigiar las publicaciones.
En cuanto a los rotativos británicos, “The Media Briefing” señala que el “Financial Times” publicó su primer e-book hace unos meses sobre la crisis de la deuda griega. Consiguió vender 8.000 ejemplares a 2’49 libras, precio que estimaron correcto, menor que el del papel, y que no causó rechazo. Aunque puede parecer que los ingresos no son elevados, si se tiene en cuenta que se usó material de archivo y los costos de distribución fueron mínimos, los resultados son exitosos.“The Guardian”, por su parte, ha producido más de 20 e-books combinando material de archivo y contenidos especiales.
“The Wall Street Journal” ve incluso posibilidades de introducir anuncios en los e-books, un canal más para que los anunciantes extiendan su marca entre los lectores. El problema es que es complicado conseguir anunciantes por la dificultad para garantizar una cantidad de descargas relevante.
Pero no todo son buenas experiencias y argumentos a favor. La revista Slate lanzó e-books y sus esfuerzos no dieron sus frutos. Pocos ingresos para un trabajo costoso. También hay voces que señalan que los libros electrónicos corren el riesgo de ser acusados de canibalización de los archivos de periódicos y revistas, material que en internet es de libre acceso o gratuito para los suscriptores de, por ejemplo, “The Boston Globe”. Es pagar dos veces por leer lo mismo. “Financial Times” ha contraatacado actualizando y ampliando sus historias más populares.