El periódico francés “Libération” está en el alambre, según publica Télérama en un artículo. El futuro del rotativo está en entredicho desde hace cerca de seis años y cada poco vuelven a surgir rumores, pero esta vez la amenaza de insolvencia y la necesidad de encontrar varios millones antes de final de año parece ser cierta. La cifra que requiere el diario varía, dependiendo la fuente, entre los 3 y los 10 millones.
El periodista Nicolas Demorand afirma que el periódico terminará el año con una nota positiva en términos de difusión. Sin embargo, después del apogeo de la campaña electoral francesa, las ventas han seguido cayendo (un 16% en julio y un 17% en agosto, según fuentes internas citadas por Télérama). “Libératon” cuenta, además, con otro lastre importante: su deuda de 1,8 millones de euros. Los ingresos por publicidad también siguen cayendo en picado y otra amenaza sobrevuela al periódico: el millonario Bernard Arnault, dueño del grupo LVMH, ha restringido su publicidad en el medio después de una portada en el que se le llamaba “idiota y gilipollas rico”.
Télérama resalta que los accionistas han perdido el entusiasmo por el diario. Edouard de Rothschild, por ejemplo, se niega a invertir un solo euro; Bruno Ledoux ha inyectado 5,7 millones desde 2010, y debe dar más de 1,6 millones en enero, seguido por un segundo pago de 1, 4 millones un año después, pero hay rumores de que quizá no haga efectivo el pago; la familia Caracciolo, que posee un 22% de participación, también quiere retirarse.
“Para encontrar dinero en efectivo, “Libération” debe descubrir nuevas almas generosas”, asegura Télérama. Los últimos rumores apuntaban a la entrada de Matthieu Pigasse, co-accionista de “Le Monde” y propietario de la revista Inrocks, pero la operación terminó fracasando.
El artículo se pregunta si el estado podría intervenir para salvar al diario y apunta que el número dos de “Libération”, Sylvain Bourmeau, mantiene relaciones personales con la ministra de Cultura francesa, Aurélie Filipetti. “El periódico pidió una ayuda directa de 12 millones al Gobierno anterior”, asegura Jean Stern, antiguo periodista del diario. “El Estado prometió tres millones. No creo que el Gobierno actual pueda ir más lejos”.
“Al igual que en la mayoría de las redacciones, las condiciones de trabajo han seguido deteriorándose. Golpeado por la crisis como toda la prensa, pero más frágil que los demás, “Libe” tiene los dientes apretados con la esperanza, una vez más, en superar este año”.