Las redes sociales están cambiando Internet en todos los aspectos. Modifican la forma de relacionarse, la manera en la que los diarios comunican y también la forma en la que venden las empresas. El “New York Times” dedica, de hecho, un reportaje a analizar “una práctica aún poco conocida”: los sitios virtuales de compras pagan a los clientes que generen ventas y tráfico en la web de la compañía.
El diario recuerda que la práctica es habitual en los blogs desde hace años y también es frecuente que se compren las opiniones sobre un producto. La novedad es que ahora entran en juego las redes sociales, que pueden convertir un simple mensaje en Twitter, Facebook, Pinterest o un email en una posible promoción pagada. Estas prácticas han levantado los recelos de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos, que cree que la práctica desdibuja la línea entre una recomendación y el respaldo pagado, por lo que necesita ser marcado como anuncio para los lectores. “Se trata de convertir el boca a boca en una oportunidad de ingresos”, explicó Mary Engle, que dirige la división de la comisión de prácticas publicitarias.
David Weinrot, director de marketing de Shopzilla, compañía matriz de Beso, lo explica de otra forma: “Si el cliente coloca un enlace en Twitter diciendo que se está muriendo por un par de zapatos o que quiere un bolso nuevo… eso puede ser recompensado”. Otros sitios que están apostando por este sistema son Fancy and Pose o Referly, un sitio presentado en mayo que se basa totalmente en los comentarios de los clientes, que reciben dinero a cambio. Los expertos explican que los programas son demasiado recientes para evaluar su éxito financiero, pero los vendedores web dicen que se esperan más programas similares porque a los visitantes no les molesta la idea.
La forma de determinar el pago varía entre las distintas compañías. En algunas webs, el pago se produce cuando alguien llega al portal a través del enlace que ha puesto otra persona y el dinero se deposita directamente en la cuenta del usuario remitente. Beso, por ejemplo, paga una media de 14 centavos por cada clic que envía a alguien a su web. Otras compañías, como Pose, sólo pagan cuando el cliente que llega a la web desde un enlace realiza una compra. En este caso, dan al usuario el 5% del precio del producto.
El problema de los enlaces en las redes sociales es que parece existir una laguna en su regulación. La Comisión Federal de Comercio publicó en 2009 unas directrices según las cuales los blogueros deben hacer constar todos sus enlaces pagados. Engle señala que, en el caso de los mensajes de Twitter, se podría utilizar un hashtag y añadir “ad”, para ocupar únicamente tres de los 140 caracteres posibles.
Las directrices, en cualquier caso, no están claras y cada compañía tiene sus propias reglas. Por ejemplo, Pose dice que sus usuarios deben agregar #spon antes de los enlaces, pero no obliga a ello.