El número de visitas, seguidores o amigos en las redes sociales es la versión 3.0 de las cuotas de audiencia tradicionales. Por eso, cada vez son más las empresas que compran paquetes de usuarios y cada vez más las agencias que se encargan de venderlos.
Estos negocios surgieron de la necesidad de algunas empresas de hacerse presentes de forma rápida en las redes. Las primeras ventas de paquetes se trataban de visitas a vídeos de Youtube, algo que hace subir el barómetro de popularidad de la plataforma como la espuma. El éxito de la iniciativa dio lugar a un prolífico nuevo nicho de mercado que hoy se extiende a Facebook y Twitter, entre otras redes.
Ante la competencia por los seguidores, aparecieron agencias como Mercado Libre, que empezaron a comercializar con paquetes de seguidores para las principales redes sociales. Los precios oscilan entre los 59 y los 5000 euros, dependiendo del volumen del paquete.
Es el caso de uSocial, líder en Australia, SocalKik, o TwitterSeguidores entre otras. En Francia, la agencia LSFInteractive asegura “no sólo proporcionar seguidores, sino suministrar una comunidad afín a la marca”, en palabras del responsable de redes sociales, Jaques-Édouard Duffour.
El sitio web propone paquetes del tipo “1000 fans de facebook por 35 euros”, reclutados “de forma confidencial”. Pero esto no quiere decir que se haga de forma moralmente correcta. Existen, asegura, tres métodos habituales para engrosar estos paquetes: el “clickjacking”, o inducir a los usuarios a pinchar en “me gusta” sin su conocimiento; el uso de cuentas falsas; y proponer la página de la marca a otras cuentas que ya tengan mucho fans, de forma que sus usuarios lo vean y les sigan también.
Aunque de momento no hay una ley expresa que prohíba esta práctica, queda fuera del campo legal y moral del uso de las redes sociales. Duffour confiesa: “todos nuestros clientes desean el anonimato porque es una práctica mal considerada”.
En términos de negocio, existe disparidad de opiniones dentro del sector. Muchos desaconsejan este recurso, que proporciona un aumento artificial del valor de la empresa. “Se trata de una estrategia cortoplacista”, añade Cyril Bladier, fundador de la agencia Business-on-line. Contrariamente, desde Referencieur Pro refutan que el objetivo primario es de conseguir el dato cuantitativo para obtener más tarde el cualtativo.