Los diarios tradicionales deben adaptarse a las exigencias de Internet o acabarán muriendo, según explica Frédéric Filloux en un artículo publicado en el diario británico “The Guardian” en el que asegura que los periódicos con tradición impresa están “a punto de perder la guerra contra los digitales puros y los agregadores”.
El autor asegura que los medios tradicionales irrumpieron en el “juego de Internet” con la convicción de que su “superioridad intelectual” les haría inmunes a la “modernidad digital” y no pusieron los suficientes recursos para construir conductos que llevasen a los lectores hacia sus portales. “No confiaron en la tecnología para construir audiencias ni en la capacidad de generar comunidad”, subraya.
“Cuando yo hablo con la gente de redacciones de ambos lados del Atlántico, me doy cuenta de que la mayoría todavía piensa que la calidad de su trabajo garantiza su supervivencia frente a un enfoque centrado en la tecnología de los contenidos digitales. Me temo que están equivocados”, explica Filloux.
El autor destaca que los medios tradicionales compiten ahora con otros que tienen un conjunto completamente diferente de valores. “Por ejemplo, la noción de derecho de autor se ha convertido en algo muy elástico”, asegura. Por otro lado, cree que la actitud de los editores procedentes del papel hacia los agregadores ha sido “ambigua”.
“Google es el ejemplo perfecto: por un lado, se quejaron sobre el poder del gigante en las búsquedas y, al mismo tiempo, gastan enormes sumas de dinero en la optimización de sus sitios, la compra de palabras clave relevantes…”, señala Filloux, quien concluye que los diarios tradicionales se han equivocado en sus estrategias de creación de tráfico a sus webs.
Para apoyar su tesis, se basa en varios artículos que triunfaron en la edición británica de “El Huffington Post” y que pasaron más o menos inadvertidos en otros periódicos. El primer ejemplo que da es del 5 de julio. “The Wall Street Journal publicó un más bien aburrido y genérico artículo titulado ‘Romney, confusión tributaria’ que tenía 1000 palabras. Atrajo unos notables 938 comentarios, pero el Huffington Post hizo una pieza de 500 palabras, añadiendo una parte de la opinión del Wall Street Journal y un enlace. No mucho, pero utilizó un titular mucho más atractivo: Romney derrocha su candidatura con una metedura de pata”. Consiguió más de 7000 comentarios.
Filloux destaca que la elección de esas palabras tiene en cuenta la optimización para los motores de búsqueda (SEO) y el uso de términos de alto rendimiento como despilfarro o metedura de pata. “El Huffington Post ha invertido mucho en las herramientas de SEO. Me comentaron que todos los titulares se corresponden con los artículos más buscados en Google en tiempo real justo antes de ser publicados. Si el titular no es bueno para SEO, el editor propone automáticamente términos mejores”, explica el autor.
Filloux subraya que los editores no deberían criticar al diario por ser extremadamente eficiente en la optimización de su trabajo, aunque reconoce que la mayor parte del contenido del “Huffington Post” proviene de blogueros no remunerados o está tomado de otros medios. “Solo un pequeño porcentaje de la información es original”, explica.
“¿Quién tiene razón? ¿Quién tiene mejor futuro en el mundo digital? ¿El autor que talla de manera virtuosa el idioma o el agregador que engulle ojos gracias a frases hechas para herramientas de alta tecnología? Las cifras están ahí. Quizá va siendo hora de que algunos despierten”, concluye Filloux.