En las edades de Internet, parece que el correo electrónico está apurando los últimos tiempos de su madurez. Eso es lo que asegura Nick Bilton, responsable de tecnología del “New York Times” en un artículo publicado en uno de los blogs del diario. “Sólo de pensar en la bandeja de entrada de mi email me pongo triste”, asegura.
El autor afirma que uno de los puntos débiles del correo es que, a estas alturas de la era digital, los buzones se colapsan enseguida, provocando el agobio y el aburrimiento del usuario. “Solo este mes, he recibido más de 6000 mensajes. Esto incluye spam, notificaciones, ofertas, lo que sea. No tengo ningún deseo de responder a la mínima parte. Es que podría imaginarme mi lápida: Aquí yace Nick Bilton, que respondió a miles y miles de emails al mes. Que descanse en paz”, ironiza.
El autor lleva esa imagen del cementerio a la vida del email al recordar que su uso se ha masificado hasta llegar a extremos inabarcables. “En el 2010 se enviaron más de 107 billones de emails y, de media, los empleados de las empresas envían 105 correos electrónicos al día”, apunta Bilton, que asegura que son esas cifras las que le han llevado a la conclusión de que algo “está terriblemente mal” en el email. “Lo he intentado todo, pero ni con filtros y más filtros encuentro soluciones”, añade. “Evitar los mensajes nuevos es tan imposible como jugar al escondite en un estudio vacío de Nueva York”.
Señala, además, que hay investigaciones que apuntan que el correo no es bueno para la salud. “Un informe de la Universidad de California asegura que las personas que no miran su bandeja de entrada con regularidad en el trabajo estaban menos estresados y eran más productivas”, asegura Bilton.
El autor termina su artículo con una anécdota que le condujo a la conclusión. “Un primo mío adolescente me respondió hace poco a un email con un mensaje de texto y después a través de un mensaje de Facebook. Claro, vio mis emails, pero eligió una forma más concisa para responder. Al final, nuestra conversación acabó en los mensajes directos de Twitter, donde se terminó rápidamente por el límite de 140 caracteres”. La anécdota no termina ahí: “Más tarde hablamos de ello, y me explicó que ve el email como algo para personas mayores, que es demasiado lento para ella y los mensajes son demasiado largos”.
Por todo ello, Bilton asegura que como la tecnología no ha resuelto el problema que ha creado, los jóvenes han tenido que crear su respuesta, que es no usar el correo en absoluto.
Un estudio reciente encargado por el Reuters Institute for the Study of Journalism parece darle la razón: el correo electrónico es el principal medio de intercambio de noticias para los mayores de 45. Los jóvenes prefieren Facebook y Twitter para ello. Ley de vida.