El pleno del Parlamento Europeo que rechazó el día 4 de julio el Acuerdo Internacional contra la Falsificación y la Piratería (ACTA) por 478 votos en contra, 165 abstenciones y solo 39 votos a favor sigue apoyando la lucha contra la piratería y falsificación porque plantea serias amenazas para los usuarios de la Red como la “salud de los consumidores o el empleo de los europeos”, en palabras del presidente de la Eurocámara, Martin Schulz.
El Parlamento Europeo rechazó por mayoría el Acuerdo Internacional contra la Falsificación y la Piratería (ACTA) el día 4 de julio que se saldó con 478 votos en contra, 165 abstenciones y solo 39 votos a favor debido a las dudas generadas en su efectividad y en la posible vulneración de derechos de los usuarios en Internet aunque seguirá apoyando la lucha contra la piratería y falsificación para salvaguardar “la salud de los consumidores y el empleo de los europeos”, según afirma el presidente de la Eurocámara, Martin Schulz.
La votación en contra de ACTA se produjo después de que cuatro comisiones euro parlamentarias recomendasen rechazar el acuerdo y de que la Comisión Europea haya recurrido al Tribunal de Justicia de la UE (TUE) frente a la presión social y las más de 2,5 millones de firmas que elevaron una queja ante el Parlamento Europeo.
Impresiones y aprobación en otros países
En el debate previo a la votación del día 3 de julio en Estrasburgo (Francia), todos los grupos políticos estuvieron a favor del acuerdo a excepción del Partido Popular Europeo (PPE) y el comisario de Comercio Karel de Gucht, que pidieron sin éxito a la Eurocámara aplazar el voto hasta conocer el fallo del TUE.
Por su parte, el comisario de Comercio Karel de Gucht ha declarado “reconozco la posición de la Eurocámara pero seguiré adelante con la consulta al TUE para aclarar la compatibilidad de ACTA con los Tratados europeos, en especial con la Carta de los Derechos Fundamentales de la Unión Europea”.
A día de hoy, el Anti-Counterfeiting Trade Agreement impulsado por Estados Unidos ya se ha aprobado en los países de Japón, Canadá Australia y Corea del Sur.