La irrupción de Internet y la obligada transición digital a la que se están viendo avocados muchos diarios están generando en los editores cierto grado de confusión. Así lo explica Mathew Ingram en un artículo en GigaOm en el que destaca que uno de los problemas para que los periódicos se adapten a las nuevas reglas es que los propietarios piensan, equivocadamente, que sus clientes son los lectores. “Los clientes son en realidad los anunciantes”, apunta el autor. Por eso, cree que los editores deben centrarse en mejorar aquello que les hace únicos: la calidad de los contenidos, las investigaciones, la perspectiva y el análisis.
En esa misma dirección apunta Justin Fox, que trabajaba en los periódicos que Advance Publications tiene en Alabama antes de que redujeran su periodicidad y despidieran trabajadores: “La base de la mayoría de los modelos de negocio de los periódicos –es decir, el monopolio en la difusión de la información-, fue condenado tan pronto como llegó Internet, con su modelo de distribución casi ilimitado y sin barreras de acceso”. Fox reconoce, en cualquier caso, que el verdadero pilar de estos monopolios era la venta de espacios publicitarios, más que la difusión de noticias.
Ingram añade que, pese a que haya quien no quiera reconocerlo, lo que permitió construir negocios sostenibles en los medios de comunicación no fue tanto la información como la publicidad: “Existen cantidad de chistes sobre la visión que los departamentos de publicidad tienen de la información. Dicen que para ellos los artículos son sólo espacios útiles para que los anuncios no se choquen. Algo de verdad hay en ello”. Ingram asegura que, una vez derribado el monopolio de los medios, éstos intentan mantener sus ingresos mediante muros de pago en sus sitios web.
Para Robert Niles, de la Online Journalism Review, los paywalls son el fruto del pensamiento de los editores, que a menudo creen que los lectores son sus clientes y, por tanto, deben pagar por las noticias. “Eso es un malentendido clave, ya que son los anunciantes los que siempre han pagado las facturas. El problema es que los anunciantes tienen ahora un campo casi ilimitado en el que jugar y cuentan con lugares como Facebook o Twitter, que antes no existían. Los periódicos no pueden ofrecer eso”, añade.
El resultado de todo ello es que los ingresos por publicidad no paran de caer. Por eso, Ingram destaca que los periódicos deben afrontar el hecho de que su modelo financiero se ha desmoronado. “Tienen que darse cuenta que la simple reducción de costes sin invertir en lo digital es la receta perfecta para el desastre”, apunta. Entonces, ¿Qué deben hacer ahora los medios? Niles lo tiene claro: “Centrarse en aquello que les hace únicos”. Ingram lo explica: “Una publicación puede ofrecer información exclusiva con investigaciones, perspectiva, análisis, calidad”.
Fox apoya esa tesis y señala que los muros de pago sólo serán la solución para unos pocos medios, pero no para la mayoría de las empresas: “Si los diarios no caminan en la buena dirección, tarde o temprano los medios cambiarán y sus nuevos dueños serán aquellos que no estén preocupados únicamente por ganar dinero”.