La industria del libro electrónico está viviendo un gran auge en todo el mundo, pero especialmente en Estados Unidos. Según los datos de la Asociación de Editores de ese país, el año pasado se vendieron 3,4 millones de e-books, lo que supone un incremento del 300% con respecto a 2010. Pero al papel aún le queda cuerda, ya que los ingresos por las ventas de libros electrónicos (21,5 millones de dólares) suponen todavía una pequeña parte del total de la industria (335,9 millones). Un nuevo invento está introduciendo, además, aire nuevo al formato de papel. Se llama Espresso Book Machine y es una imprenta portátil capaz de fabricar un libro en pocos segundos. Hay 70 en todo el mundo y su éxito está siendo rotundo, según informa el “New York Times”.
Su funcionamiento no puede ser más sencillo: el usuario introduce el fichero y la máquina lo imprime. Utiliza dos archivos PDF, uno para la portada y el otro para el texto. Ambos se imprimen a la vez en lados opuestos de la máquina y luego se reúnen en una sección central donde son unidos antes de caer a una parte de corte. Después, el libro ya está listo para recogerse.
Aunque el invento no es nuevo, la escritora Clare Dickens lo ha popularizando mucho recientemente. Dickens escribió su historia, que tituló “A Dangerous Gift”, junto a su hijo Tito. En ella relataba las memorias de su vida luchando contra el trastorno bipolar que sufre. Terminó la novela después de que su hijo se quitase la vida en 2006 a los 25 años. Su historia llamó la atención de un editor islandés, que quería lanzar el libro en 2007, pero Dickens se decantó por otra opción. Esperó unos años y utilizó la Espresso Book Machine de Politics and Prose, una librería en Washington, y su libro se ha convertido en un best-seller auto-publicado que se vende en la librería y en la página web. Producir su libro cuesta entre 10,38 dólares y lo vende a 16.
La máquina, propiedad de On Demand Books y con un precio que ronda los 130.000 euros, se instaló por primera vez en la librería del Banco Mundial y ahora ya hay 70 repartidas por librerías y bibliotecas de todo el mundo, incluyendo Londres, Tokio, Ámsterdam, Abu Dhabi y Melbourne. “La Espresso Book Machine da la oportunidad a los libreros de hacer algo nuevo. Ahora ya no solo venden tomos, sino que los pueden crear”, asegura Thor Sigvaldason, director de tecnología de la compañía.
Los libreros están encantados con el invento. En Politics and Prose se hicieron con la máquina en noviembre y en estos meses han producido ya 5000 libros. Según sus propietarios, el 85% son obras auto-editadas, aunque también se han impreso ediciones raras o fuera de la circulación. Otro establecimiento que posee la Espresso Book Machine es la librería Northsire, en Vermont, que ha producido cerca de 5500 libros desde 2008. “Es una manera de relacionarnos con nuestros clientes y una forma creativa de vender libros. Es una sensación maravillosa cuando se le quita la prensa y se le entrega al autor. Se puede oler el pegamento y el libro está todavía caliente. Es como entregar un recién nacido a su madre”, asegura Debbi Wraga, miembro de la librería, quien afirma que los libros producidos en la máquina suponen ya el 4% de los ingresos totales del negocio. Asegura que gracias al invento ha recibido una publicidad enorme, mucho más de la que la tienda podría haber pagado nunca.
La Espresso Book Machine también funciona bien en Powell Books, un establecimiento en Portland. Su propietario explica que la empezó a utilizar a principios de mayo y ya hay un “flujo constante” de clientes que la utilizan para los más diversos fines. “Un cliente imprimió un libro con su genealogía para regalárselo a los miembros de su familia”, explica.
“La tecnología permite a gente que jamás publicaría un libro tener su obra en la estantería. Da la posibilidad de que aumente el número de personas que pueden expresar sus ideas”, asegura Bill Legget, copropietario de la máquina.