Uno no debería jamás de hablar de música sin evocar la figura de Mahler, compositor muy avanzado para su tiempo que escribió la mayor parte de sus sinfonías en un solo cuarto diseñado para ello como Bill Gates innovara en su garaje.
A pesar de su enorme popularidad, era consciente de que como creador no iba a encontrar ningún reconocimiento a lo largo de su vida. De hecho, el mismo decía que su música no se entendería antes de 50 años, emulando la duración de los grandes ciclos tecnológicos de la humanidad. Supo ir, como Compositor “de la idea a la partitura” y como Director de “la partitura a la idea”, como él mismo dijera. Justamente en 1876, año en que al otro lado del atlántico, se patentaba el teléfono, “aparato eléctrico capaz de transmitir la voz a distancia”, Mahler ingresa en el Conservatorio de Música de Viena.
Su nombramiento en 1897, como director de la Opera de Viena, después de adjurar de su religión judía por “razones reglamentarias.”
En ese mismo año, Marconi funda en Londres la compañía de radiotelegrafía que permitió instalar el primer enlace telegráfico con el sistema Morse, del que hablábamos al principio.
Durante los diez años que estuvo en Viena como Director, la llama de su genio brilló con gran claridad. Estaba en su cenit… Su 1ª Sinfonía se estrenó en 1889, entre una mezcla de aplausos, abucheos e indiferencia. La 2ª nace de un drama poético que Mahler termina en 1888, cuando Hertz demuestra la existencia de las ondas electromagnéticas y Strowger, dueño de una funeraria en Kansas City inventa un “selector” telefónico automático para evitar que la competencia le quitara sus clientes… Los estrenos de la 3ª y 4ª entre los años 1901y 1902 coinciden con el momento en que Marconi hace las pruebas para establecer el primer enlace transatlántico de telegrafía sin hilos.
Con el cambio de siglo Mahler rompe con el descriptivismo y la poesía sonora y así llega el estreno de la 5ª sinfonía, la más innovadora que tiene lugar en 1904, año en el que Fleming inventa el diodo. Sus dos movimientos finales son los de mayor belleza y serenidad. No en vano el Adagietto fue utilizado por Visconti en su famosa película Muerte en Venecia. Es un movimiento de gran agilidad y hermosura, conducido por una melodía de cuerdas y arpa.
Llegó a nueva York en 1907, cuando el teléfono de Graham Bell ya era una realidad y en España las redes de Madrid y Barcelona las comienza a explotar la Compañía Peninsular de Teléfonos, de la que luego se haría cargo la Compañía Telefónica. Es contratado por el Metropolitan y posteriormente por la Filarmónica con una fabulosa suma de dinero para la época. Muere en Viena en 1911, año en que se inicia la explotación generalizada del servicio telefónico en España, allá por el reinado de Alfonso XII…
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