En el incierto panorama del periodismo digital, donde se hace camino a base del ensayo y error, se consolidan dos tendencias. Están los que han establecido un muro de pago, como ‘The New York Times’ o el ‘Wall Street Journal’, y quienes defienden un periodismo abierto, como el británico ‘The Guardian’. ‘The Washington Post’ no cierra del todo la puerta a cobrar en el futuro, aunque tampoco lo tiene claro. Lo que sí sabe es que aún no es el momento porque no ha cumplido lo que considera dos requisitos previos imprescindibles.
Patrick B. Pexton, ombudsman en el ‘Post’, explica que antes de considerar siquiera unirse a la ola de periódicos que han decidido cobrar por su contenido, primero tiene que atraer más usuarios a su página web. Asegura que el tráfico de su sitio ha crecido significativamente en el último año, pero que todavía no tiene una base sólida de varios cientos de miles de lectores leales que no saliesen en estampida si de repente se les pide que paguen.
El segundo condicionante es tecnológico, afirma. Antes de permitirse cobrar, el periódico debe mejorar su software y hardware para ofrecer a los lectores un sitio web rápido.
Desde un punto de vista económico, el ‘Post’ tampoco está seguro de que cobrar a los usuarios digitales vaya a mejorar sus resultados anuales. ‘The New York Times’, cuyo muro de pago ha cumplido un año y se ve como un modelo de éxito (tiene 454.000 suscriptores) ha aumentado sus ingresos de circulación (que incluye papel y digital) de 2010 a 2011 en un 3%, es decir, 21 millones de dólares, mientras en 2010 no experimentó ningún crecimiento. A pesar del aumento, Pexton señala que estos nuevos ingresos no cubrieron las pérdidas en la inversión publicitaria, que supusieron 24 millones de dólares.
Si estas cifras fuesen trasladables a ‘The Washington Post’, y teniendo en cuenta que los ingresos por circulación que tiene ahora están entre 250 y 275 millones, un aumento del 3% como el del ‘Times’ supondrían entre 7 u 8 millones de dólares. Calderilla, teniendo en cuenta que sus pérdidas en publicidad suman 33 millones. Y en todo caso, no supondría “una revolución en los ingresos”.
El diario se plantea, además, que si al final todos los grandes periódicos estadounidenses son de pago menos el suyo, esto representaría una enorme oportunidad al ser el único rotativo de calidad gratuito. El defensor del lector, que asegura recibir mucha correspondencia de usuarios dispuestos a pagar, se pone optimista hasta el punto de preguntarse si no conseguirá su periódico “descifrar el código de cómo hacer dinero con el contenido digital”. Todavía está por ver, sin embargo, quién y cómo conseguirá dar con la fórmula.