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“Hay que hacer siestas digitales para evitar la adicción tecnológica”

José María Martínez Selva

Entrevista exclusiva: José María Martínez Selva, catedrático de Psicología de la Universidad de Murcia

¿Cuando empieza el tecnoestrés?

Susana Blázquez | Martes 02 de septiembre de 2014

Cada usuario español de Internet recibe a diario 350 millones de mensajes. Los directivos dedican, cada día, 2,68 horas a navegar por Internet, 1,94 horas a reuniones y 1,3 horas a hablar por teléfono. La alarma salta cuando no se puede dejar el móvil o el correo electrónico durante un fin de semana. José María Martínez Selva nos da las pautas de comportamiento para evitarlo. Su libro Tecnoestrés es la biblia de los trastornos provocados por la tecnología.



¿Qué es el tecnoestrés?

Es el nombre que se da a algunos de los problemas provocados por las nuevas tecnologías. Los tratan, desde hace varios años, los psicólogos y psiquiatras que se ocupan de ludopatías porque son adiciones que no están provocadas por sustancias físicas. Las nuevas tecnologías pueden reforzar el estrés laboral, aumentar los problemas de sueño, la ansiedad y la depresión. Un estrés continuado contribuye al infarto.

Los autónomos y los teletrabajadores son colectivos más vulnerables al tecnoestrés. También los trabajadores que con los móviles extienden su jornada laboral, y dejan que invada su vida personal y sus momentos de ocio. Están siempre conectados para cuando llama el jefe o un cliente, hay nuevas profesiones sin horario como la de community manager. Tengo pacientes que se quejan del continuo cambio de plataformas y sistemas informáticos porque les obliga a un constante aprendizaje, y hasta fuera de horario laboral. Muchos directivos y comerciales me cuentan que están hartos de estar pendientes de su Blackberry.

¿Y los avances y beneficios logrados por las nuevas tecnologías?

Tienen luces y sombras. Un ejemplo, la llegada de la informática al sistema medico ha mejorado la realización de la historia clínica, en un momento se tiene acceso a la historia de su enfermedad con todas las pruebas. Pero si cae el sistema informático, el médico vuelve a la edad de piedra y no puede ver a los pacientes.

Los beneficios son conocidos, hay que saber los perjuicios porque pueden afectar a nuestra salud. Quienes tienen dependencia excesiva del móvil y del correo electrónico se quedan sin trabajar cuando tienen problemas con ellos, tienen problemas de irritabilidad si se quedan sin cobertura o se les acaba la batería, y tienen miedo a dejarse el móvil olvidado. Son cosas que yo veo con frecuencia en mi consulta. Hay gente que trabaja conectado varias horas al día, eso les genera ansiedad y pueden desarrollar miedo a abrir el correo electrónico. La brecha digital es otro problema, personas con 40 y 50 años pueden quedar descolgadas, no entienden lo que hacen sus hijos. Más de la mitad de los mayores de sesenta años no ha entrado nunca en Internet.

¿Cómo puede saber una persona si tiene problemas con la tecnología?

El problema empieza cuando el móvil o el ordenador nos controla a nosotros. La alarma debe saltar cuando una persona no puede estar un día o un fin de semana sin móvil o sin mirar su correo electrónico.

Las nuevas tecnologías están provocando problemas graves de organización de tiempo. Pensamos que nos hacen ser más productivos y, en parte, es así, pero ahora hacemos más cosas, tenemos mayores cargas laborales. Para las empresas es muy bueno, pero en los trabajadores genera ansiedad. La crisis está reforzando el consumo de nuevas tecnologías. Lo mismo sucede con el consumismo que nos empuja a cambiarnos de móvil o de aplicaciones cada poco tiempo.

Hacer más cosas ayudado por las máquinas ha sido una constante en la sociedad industrial. ¿Por qué la conexión a Internet y los móviles pueden ser peligrosos?

Por su componente adictivo, y porque invaden nuestra intimidad llegando a desaparecer la barrera entre trabajo y vida particular. Cuando eso sucede, la gente se vuelve agresiva e irritable. En muchos casos, nos presentan la tecnología de forma engañosa. Hay un estudio sobre las redes sociales que demuestra que las personas no aumentan el número de amigos con ellas. El círculo de íntimos se mantiene de cuatro a seis personas, igual que el círculo de conocidos que es de 100 a 150 personas. Los demás son seguidores, mal llamados amigos.

Sumar con todos ellos una comunicación es positivo, si eso no suple la forma habitual de comunicarnos. Comunicarnos de forma exclusiva por correo electrónico o a través de las redes sociales es negativo porque puede generar malentendidos. La formación del carácter incluye relacionarse con los demás, y un adolescente que no tiene ese aprendizaje será un adulto con problemas. Me llegan muchos padres con niños que no quieren salir de su cuarto porque se pasan el día conectados a Internet, y han dejado a sus antiguos amigos. Un adolescente no debe estar más de dos horas diarias conectado, y en ese tiempo incluyo el necesario para realizar las consultas obligadas por los deberes escolares. En la adicción al videojuego se llegan a asumir roles y personajes del videojuego, y a pensar que se vive en el mundo del videojuego.

¿Qué aconseja para evitarlo?

Lo primero es no cambiar de móvil o de ordenador porque ha salido uno nuevo. No centrarse en el ocio digital. No querer resolverlo todo rápidamente a través de las nuevas tecnologías, hay cosas que requieren el cara a cara. La comunicación por correo electrónico o a través de las redes sociales puede generar malentendidos que cara a cara no se producirían. Recuperar el control de la vida personal, separar el trabajo y el ocio. Hacer siestas digitales, apagando el móvil y el ordenador, hay empresas que no permiten enviar correos o SMS a partir de una determinada hora. Evitar el error de trabajar más horas gratis para tu empresa. Mantener el ocio tradicional, será difícil porque gran parte de la oferta de entretenimiento esta en los terminales. Ser conscientes de que las nuevas tecnologías nos dan muchas cosas, pero nos quitan oportunidades como el diálogo personal con los demás.