El cierre del diario gratuito ADN, con una tirada cercana al millón de ejemplares, ha sido un mazazo, pero también un anuncio de la que viene. En España se han perdido al menos 4.421 puestos de trabajo de periodistas desde noviembre de 2008, según el Observatorio de la Crisis de la FAPE. Pero todo parece indicar que nos espera lo peor.
Si nos atenemos a los gratuitos, “Metro” murió el primero. El líder, “20 Minutos”, sube sus pérdidas hasta 3,8 millones de euros a septiembre. “Que” le sigue en la ruta de los números rojos. Y octubre y noviembre han sido desastrosos, han significado el detonante del cierre de “ADN”, que registró en esos meses un nuevo retroceso insoportable cercano al 30% en sus ingresos publicitarios.
Los datos apabullantes de agolpan en tropel cuando declina el año: A los 60 periodistas de “ADN” en la calle, le seguirán otros 64 del diario “Avui”. El diario “La Mañana” de Lleida ha presentado preconcurso de acreedores y está al borde de la desaparición. Los tres diarios económicos de pago han incrementado sus pérdidas hasta los 6,9 millones de euros el pasado año. En el presente 2011, su difusión ha caído más del 6% adicional y su facturación publicitaria, en torno al 12%. En los generalistas, “ABC” marca le paso de los números rojos récord, a pesar de drásticos ERES. Todos le siguen, con la excepción, por ahora, de “El País”. Solo los deportivos y algunos pequeños y regionales se salvan. Si el último trimestre del año va a marcar un nuevo e inasumible retroceso para muchos, es del todo evidente que 2012 marcará la desaparición de varias cabeceras de peso. Se abren las apuestas.
Si Francia ha sido con frecuencia un espejo de lo que poco después acontece en España, de una u otra forma, entonces el espejo arroja también sombras. El histórico “France Soir”, con 67 años de historia y más de un millón de ejemplares de difusión en sus buenos tiempos, se publicó por última vez el 14 de diciembre. Otro gigante, “Le Figaro”, se tambalea y acelera su paso al digital. El económico “La Tribune” está bajo protección judicial y un largo etcétera de grandes dificultades le sigue en otras muchas cabeceras. ¡Y eso en un país con ayudas récord a la prensa tradicional, de más de 500 millones de euros anuales! Una prueba más de que las subvenciones que reclaman muchos no son ninguna panacea.
La crisis está golpeando mortalmente a un número creciente de gigantes, en todo el mundo desarrollado. Han vuelto las predicciones de que a la prensa de papel no le quedan mucho más de cinco años en EEUU y poco más en el resto. Es un giro copernicano de incalculables consecuencias y nadie se atreve a trazar el panorama resultante. Pero entre las cosas que están bastante nítidas podemos mencionar algunas: los grandes medios de prensa han pecado –y aún pecan- de arrogancia, de inmovilismo, de ensimismamiento, de pánico frente a las llamas, arrojando a la hoguera su patrimonio de talentos y recursos humanos. Los diarios de papel se siguen haciendo con las mismas bases de la era analógica, increíblemente, con muchos directores de medios dictando inapelables la vieja doctrina mientras se pone el sol en su horizonte. En muchos casos, antes que la crisis o internet, su caída viene propiciada por sus propios errores.