Las redes sociales, lejos de considerarse una fuente de información y recursos para movilizar al electorado, parece estar fuera de las agendas de los partidos. Más allá de la polémica en torno al resultado que saldrá de las urnas, la forma de acercarse a un electorado que cada vez está más digitalizado sigue siendo demasiado `analógica´. La publicidad electoral en papel sigue desbordando los buzones de nuestros hogares, mientras nuestros perfiles en las redes sociales siguen huérfanos de mensajes políticos.
El actual proceso electoral, desarrollado en un contexto puramente digital, con una presencia significativa de las redes sociales y otras plataformas 2.0, carece sin embargo de muchos de los elementos que los expertos catalogan como fundamentales para el ejercicio de una política moderna y actualizada a nuestros tiempos. Más allá del uso del voto electrónico, que Indra viene desarrollando con éxito en las últimas citas electorales, y que en esta ocasión volverá a estar presente, los comicios desde el punto de vista digital dejan mucho que desear.
El poder de movilización demostrado por las redes sociales y los entornos digitales en acontecimientos como la `primavera árabe´ o el 15-M, no parece haber calado entre los directores de campaña de nuestros políticos, puesto que no han recurrido a estos medios más que para contestar a algunos mensajes de ciudadanos anónimos en momentos puntuales. Desde aquí nos atrevemos a recomendarles la lectura detallada del último número de la revista TELOS, cuyo dossier central está dedicado al efecto de las redes sociales en las citas electorales, la relación entre democracia y tics y la creación de un nuevo foro de debate virtual, que actúa a su vez como punto de encuentro entre ciudadanos e instituciones.
De acuerdo con un estudio de la agencia 101 titulado “Cómo hacer una buena campaña electoral 2.0”, la inmediatez y capacidad de condensación de mensajes clave en pocas palabras de Twitter convierte a la red en plataforma ideal para difundir eslóganes de campaña. El propio informe asegura que los políticos siguen sin aprovechar las potencialidades de los medios sociales, extremo en el que coincide Juan Merodio, reconocido gurú del Marketing 2.0.
Nuestros políticos deberían considerar la capacidad de las redes para dialogar y escuchar a todos como un activo a tener muy en cuenta, puesto que les permite conocer las necesidades reales de los ciudadanos, más allá de convertirse de verlas como un lugar en el que adoctrinar, enviar soflamas o levantar falsos testimonios. El estudio revela cuáles son los diez mandamientos para hacer una buena campaña electoral 2.0, y fundamentalmente pasan por escuchar a los usuarios de estas redes.
Respecto al futuro, a lo que pasará a partir del 21 en esta materia, no deja de ser una incógnita. Si tomamos lo que respecto a las nuevas tecnologías incluye el programa del partido que, según la mayoría de las encuestas está llamado a gobernar -apenas tres páginas-, habrá mejoras en la regulación sectorial, se sustituirá el canon digital por otros modelos de retribución de la propiedad intelectual –aún por definir- y llegarán las redes fijas y móviles de cuarta generación. Todo está por ver.