La crisis económica penaliza las ventas del coche eléctrico, son casi tres veces más caros que uno tradicional. La diferencia se seguirá manteniendo mientras las ventas sean mínimas, y lo seguirán siendo mientras no se solucione su principal hándicap. La batería que lo mueve tiene graves ineficiencias que no están resueltas en ningún laboratorio. Los investigadores ni siquiera se atreven a asegurar que puedan resolverlas alguna vez. ¿Cuáles son?
El parque español de coches eléctricos puros es ridículo, a pesar de haber recibido subvenciones y ayudas de unos 3.000 euros por vehículo. IDAE contabiliza 1.563 eléctricos vendidos: 782 motocicletas, 192 cuadriciclos, 212 turismos y 371 vehículos comerciales. La mayoría está en manos de las administraciones y de flotas empresariales. El número de puntos de recarga es igual de escaso: 554 puntos, y solo once están fuera de las ciudades. Ni las peores previsiones daban cifras tan bajas.
Los más optimistas aseguran que el coche eléctrico despegará en unos años. Como sucede con cualquier innovación, el aumento de las ventas iría parejo al de los puntos de recarga y al de su abaratamiento hasta llegar a la explosión del mercado. Los pesimistas aseguran que el coche eléctrico quedará como un coche de ciudad para flotas empresariales, y ni eso. De hecho, los taxistas que han optado por el combustible eléctrico se han decantado por los híbridos no enchufables (sus baterías se recargan mientras andan con combustible tradicional) en diciembre de 2010 circulaban más de 21.000 de estos turismos, y la mayoría eran taxis.
La autonomía y el tiempo de recarga de la batería son los hándicaps para que el coche eléctrico sea un habitual en las ciudades. Hoy, un eléctrico apenas anda 200 kilómetros con una carga, aunque esta cifra aumenta en cada nuevo modelo. Los fabricantes aseguran que llegarán a los 700 kilómetros de autonomía.
El problema real es el tiempo de su recarga. Lo óptimo para alargar la vida de la batería, muy cara, es realizar una carga lenta, durante toda la noche. Acortar el tiempo de carga acorta su vida, por lo que cuando se realiza una carga rápida se aconseja que sea solo una carga parcial, de un tercio de la batería. Aun así, la carga rápida dura unos 20 minutos, demasiado tiempo. El problema de la lentitud de la carga no tiene visos de resolverse. El prototipo de batería de carga rápida está en laboratorio, y debe realizarse en un espacio muy refrigerado para que no se incendie. Los investigadores no saben solucionar el problema del calentamiento de la pila cuando se carga de forma rápida.
La propia IBM, que ha reconvertido laboratorios dedicados a baterías para ordenador para investigar en las pilas de los coches, está probando coches eólicos, y está desarrollando vehículos que funcionarán con otras energías renovables. Más de un experto asegura que el coche eléctrico puro será solo una tecnología más de coche limpio. Luis Varelo, director general de ANFAC, predice que “los coches de combustión tradicional mantendrán su dominio sobre el mercado de automoción durante los próximos veinte años”.