Millones de profesionales se quedaron la semana pasada "colgados": sus pontentes terminales Blackberry, utilizados habitualmente como pequeños ordenadores personales, no les permitían enviar y recibir correos electrónicos ni mandar mensajes instantáneos. Entre el estrés y el colapso las empresas sortearon como pudieron la amenaza de un parón involuntario. Este caso aumenta el miedo a la computación en nube, pese a que RIM no es en realidad una empresa pura de servicios en cloud.
El cloud computing es un modelo de negocio en el que el software e incluso los datos de una empresa están alojados en potentes servidores de terceros, que se ocupan de su correcto funcionamiento, la actualización y la seguridad del sistema. Esta fórmula se está expandiendo rápidamente por el mundo y, aunque en España la penetración no es muy alta, un estudio de CA Technologies afirma que cerca del 40% de las empresas tienen previsto hacer el año próximo algún experimento en este sentido.
Problemas como el sufrido por RIM provocan una gran alarma en los empresarios, que se exponen a la paralización temporal de su negocio. Sin embargo, los expertos restan importancia al asunto y afirman que los fallos son excepcionales. Sin ir más lejos, una de las principales empresas de servicios de este tipo, Amazon, afirma que tendrían que transcurrir 10 millones de años para que su sistema S3 perdiese un dato. Pese a la fiabilidad de las tecnologías, los accidentes suceden. Ese fue el caso del rayo que cayó, a principios de agosto de 2011, en un centro irlandés de Amazon, que dejó sin servicio a parte de Europa. En el caso de RIM, el fallo parece haber estado en una saturación del sistema, conjugada con un fallo de un conmutador. Cuando el sistema principal colapsó, no entró en funcionamiento el protocolo para desviar el tráfico de datos a un centro secundario.
Las empresas de seguridad matizan el panorama optimista que presentan las empresas de cloud. El 65% de los profesionales del área de TI sufre de forma frecuente pérdidas de datos en entornos virtuales dentro de su empresa, según la empresa Kroll Ontrack. Esta firma de servicios ha detectado que la difusión de la computación en nube va aparejada a un aumento del 140% en la pérdida de datos.
Pese al llamativo aumento de la pérdida de datos, los expertos afirman que el nuevo modelo operacional ofrece menos brechas. En opinión de David García, de la empresa Buongiorno, la fórmula reduce costes y mejora la productividad. Respecto a la seguridad, García afirma que “los sistemas son castillos: cuantas menos puertas tienen, mejor se defienden. Una red física es un castillo en el que cada ordenador y cada portátil es una puerta. Es mejor centrar toda la atención en un sólo punto de entrada, y eso se consigue emplazando la información en la nube”.
En caso de que pase el accidente, “la clave para salir airoso pasa por poseer un sistema de respaldo adecuado”, afirma Alfonso Olías, de la consultora The Server Labs. Algunas empresas afectadas por el rayo irlandés no tenían contratadas copias de seguridad, lo que motivó la pérdida de datos y otros inconvenientes añadidos. Las empresas de servicios en la nube -multinacionales del peso de IBM, HP, Telefónica o Microsoft- ofrecen este almacenamiento persistente y algunas de ellas añaden, para mayor seguridad, el compromiso a sufragar el 50% de los perjuicios económicos que las empresas pudiesen sufrir por un fallo de este sistema.