Una startup de Chicago investiga en el desarrollo de inteligencia artificial con vistas a producir informes de forma automática. La máquina analiza los datos y elige entre una batería de expresiones cuál es la más acertada para la situación. Aunque los creadores del software evitan hablar de sustitución de trabajadores por robots, algún experimento lo ha logrado ya.
Narrative Science es una empresa fundada hace menos de un año por Kristian Hammond y Larry Binbaum para crear un software que redacte textos de forma automática. Los resultados obtenidos han sido tan prometedores que a principios de año un fondo de inversión inyectó 6 millones de dólares para seguir con los experimentos.
Por el momento, el servicio de Narrative Science se ha aplicado a informes técnicos y crónicas deportivas. Su adopción por parte de 20 empresas, que en su mayoría permanecen en el anonimato, ha hecho surgir recelos entre los periodistas. Los impulsores de la idea han dicho que el servicio no acabará con puestos de trabajo, sino que realizará funciones que hasta ahora quedaban desatendidas. Según la empresa, se trata de una herramienta de bajo coste para mejorar la cobertura de eventos modestos y locales, que quedaban fuera de las prioridades informativas por falta de presupuesto. Narrative Science cobre 10 dólares por un artículo de 500 palabras (más o menos lo que tiene esta información) y probablemente el precio se reducirá con el tiempo.
Las primeras pruebas han realizado con resultados trimestrales de empresas pequeñas y encuentros juveniles. Las crónicas estaban listas a los tres minutos de acabar el partido, gracias al cruce de datos históricos. Por su parte, el análisis del tanteo final ayuda a la máquina a elegir un “enfoque” entre una variada gama de expresiones. Los resultados se han ido depurando en sucesivas pruebas con la ayuda de redactores humanos.
El servicio que investiga la start-up trata de desmarcarse de lo realizado hasta ahora, que daba resultados muy artificiales. “La clave es conseguir la capacidad de componer, no la de distribuir datos a lo largo de un texto prediseñado”, aseguró Hammond al International Herald Tribune. Las pruebas realizadas han sido positivas, en opinión de los expertos que han tenido acceso a ellas. “La calidad de la redacción es bastante buena”, afirma Oren Etzioni, científico informático en la Universidad de Washington.