La publicidad programática es una monumental fuente de fraude
Nos prometieron el cielo: los medios tradicionales podrían disparar sus audiencias gracias a sus ediciones digitales y luego podrían monetizar sus millones de visitantes, compensando al menos en parte, la caída del papel. El resultado ha sido un infierno: todos mienten en las audiencias, no hay un sistema fiable de medición, contaminados todos por los robots que alimentan el fraude, la emergencia de bloqueadores de anuncios y un duopolio, Google y Facebook, llevándose la parte del león y también la de la hienas. El último peldaño de esta escalada hacia la locura colectiva radica en la creciente evidencia de que la publicidad programática es otra mentira.