Los medios de comunicación deberán trazar una nueva hoja de ruta para la era postpandemia
Ahora que se ha iniciado en España y otros países lo que llaman la desescalada del apocalíptico Covid-19, que ha mantenido en sus casas a la mitad de la humanidad y ha paralizado la economía mundial, es el momento de reflexionar sobre el mundo Después de la Pandemia. Y es cada día más evidente que nada será igual. La información está jugando un papel trascendental, a veces por exceso, por infodemia. La gran paradoja es que nunca ha habido tal demanda de información de calidad en todas sus formas y maneras. Y las empresas que la producen están sufriendo un terremoto que amenaza con mandar a la ruina a miles de ellas. La publicidad, que era para muchas el principal apartado de sus cuentas de resultados, ha saltado por la borda. Que nadie espere que tras el final de la pandemia las cosas vuelvan al mismo cauce. La publicidad, el marketing y la comunicación han entrado en mutación acelerada. Estas son algunas posibles reflexiones para trazar pautas en la nueva hoja de ruta.
Significativa contracción en NYT que apunta a una próxima burbuja en una industria que ha venido experimentando grandes crecimientos y afronta sospechas de manipulación
Venimos siguiendo en Media-tics.com la trayectoria del diario norteamericano "The New York Times", ahora global, (medio millón de suscriptores de pago son de fuera de Gran Bretaña y se espera que superen los dos millones) como un significativo ejemplo de éxito en su transición digital. También como un adelanto de tendencias que es posible que en poco tiempo se extiendan a otros editores en distintos países. Atención pues. Los datos publicados de su tercer trimestre muestran un sólido crecimiento de 273.000 suscriptores más en sus soportes digitales. Pero la sorpresa Venimos siguiendo en Media-tics.com la trayectoria del diario ha sido que sus ingresos por publicidad digital cayeron el 5,4%, tras varios años de incrementos notables. Su previsión para el cuarto trimestre es aún más preocupante: -15%. ¿Qué está pasando? Pues que hay crecientes datos que apuntan a que empieza a desinflarse una burbuja largamente autoinflada.
Es urgente un plan europeo para salvar a los editores
Los ingresos por publicidad en los diarios de papel se están desvaneciendo en un proceso que ya parece inexorable. Y eso se produce en un contexto que mantiene aún grandes inercias que favorecen a los editores. Sucede en todos los mercados avanzados con datos apabullantes. En Estados Unidos, todos los diarios ingresaron por publicidad 13.330 millones de dólares en 2016, 9.760 millones este año 2018 que acaba y serán apenas 4.400 millones en 2022, según la última proyección de eMarketer. En España, los últimos datos de InfoAdex correspondientes a los nueve primeros meses de 2018, muestran una nueva caída generalizada de la inversión en prensa escrita, un 6,1 % menos, que se suma a once años de descensos sin final. La desinformación campa a sus anchas y es urgente hacer algo. No dejemos solos a los editores o la calidad de la democracia se irá por el mismo desagüe que la cuenta de resultados de los medios de comunicación.
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Los periodistas debemos evolucionar hacia un trabajo más responsable sobre el enorme desafío que supone el capitalismo depredador (stakeholder capitalism), como se debate estos días en el Foro de Davos.
El stakeholder capitalism, que ahora rige básicamente el mundo, es responsable mayor del deterioro gravísimo del planeta, la rapiña de los recursos naturales y la creciente, intolerable desigualdad. Empiezan a proliferar los libros y la opinión cualificada denunciando estos hechos y proponiendo reformas de fondo en el sistema económico imperante. Por citar un ejemplo, "Capital e ideología" de Thomas Piketty, es una lectura obligada. El Foro Económico Mundial de Davos ha dedicado su 50 edición a este tema crucial. "Somos muchos los que hemos visto que esta forma de capitalismo ya no es sostenible", ha dicho el fundador de Davos, Klaus Schwab, poco sospechoso de ser un peligroso comunista. Una mayoría de personas en todo el mundo cree que el capitalismo está haciendo más daño que bien, según el prestigioso Barómetro de Confianza Edelman, tal y como resalta la enviada especial de "El País" a Davos Alicia González. La alternativa que está tomando cuerpo es el bautizado como stakeholder capitalism, cuyo fin primordial no es la satisfacción del accionista y su remuneración, sino el conjunto de la población humana y su entorno. El baqueteado y desorientado oficio del periodismo, ¿no debería hacer una reflexión al respecto y ir desarrollando una especia de shareholder journalism, cuyo cometido no esté orientado a lograr "chicks", audiencia, soporte para la publicidad, cada día más detestada, sino excelente periodismo como servicio público, apoyado por mecenas, fundaciones, empresas responsables, dedicadas al progreso común?
La causa principal es una convergencia de cambios en el ecosistema de la información
El negocio de las noticias en EEUU ha entrado en una nueva fase, con una pérdida de empleos en los cinco primeros meses que es la peor en una década, Bloomberg señala unos 3.000 despidos. Menciona a Gannett, McClatchy, BuzzFeed, Vice Media y el canal CNN. Los periódicos locales, especialmente, han visto desaparecer gran parte de sus ingresos por publicidad. En España tampoco vamos bien, hay unos 200 despidos en lo que va de año, destacando las supresiones derivadas de la venta del Grupo Zeta. Las causas de todo esto son variadas y convergentes. Analizamos a continuación las principales.
La Inteligencia Artificial va a transformar el marketing dando todo el control a los consumidores
Que el sector de la publicidad y el marketing ha entrado en una fase de transformación radical es una evidencia cada vez más clamorosa. Este negocio, evaluado entre un billón y dos billones de dólares en el mundo, subvenciona de hecho a los medios de información y entretenimiento. Se abre paso la evidencia de que esta mutación de paradigma lo cambia todo.
Informe 'Claves de la Información', de Deloitte y la Asociación de Medios de Información (AMI)
Los periódicos languidecen, pero todavía inyectan a los editores un dinero imposible de rechazar. Y aunque cada vez se venden menos ejemplares, su publicidad continúa sosteniendo el negocio, aunque sea en un equilibrio inestable.
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