Los editores vieron en el comercio electrónico la salida de la delicada situación financiera en que les ha dejado la reducción de la publicidad, ya que se ahorran gastos de impresión y distribución. Durante la presentación del iPad, en enero de 2010, el mismo Jobs mostró cómo sería la lectura del New York Times a través del nuevo dispositivo. Para afianzar el impacto, el presidente de Apple realizó en febrero una viaje pretendidamente confidencial por Nueva York para reunirse con los responsables de publicaciones como el Financial Times, The New York Times, The Wall Street Journal y la revista Time. Las palabras de Jobs debieron de ser muy inspiradoras, a tenor de los piropos como el de Murdoch (“Es el hombre que creó el PC, el portátil y luego los destruyó. Es impresionante”). En cualquier caso, la respuesta de los editores no se hizo esperar: se lanzaron a desarrollar sus aplicaciones para permitir a los lectores suscribirse a sus publicaciones desde sus tablets y teléfonos móviles (se estima que el 88% del sector en EE.UU. ya tiene su aplicación y el restante 12% está en ello, probablemente). La “gira” neoyorkina, sin embargo, vio un cambio de estrategia que ha sido la tónica de Jobs en los meses siguientes. Los elogios hacia la plataforma de Apple se empezaron a combinar con críticas nada veladas hacia las primeras aplicaciones que los periódicos americanos estaban poniendo en marcha. The New York Times y The Wall Street Journal se llevaron su ración de críticas ante el pobre producto que habían lanzado para el flamante dispositivo de la manzana. Y es que estas aventuras en solitario no cuadraban en los planes que Jobs había pergeñado desde el principio y que pasaban por crear un punto único en el que gestionar todas las suscripciones digitales del consumidor. El kiosko digital que prepara Apple se llama Newsstand y es uno de los puntos fuertes del iOS 5, que saldrá a finales de año. El funcionamiento es fácil: el usuario facturará a través de iTunes, la tienda virtual de la compañía, que pretende cobrar su habitual comisión del 30%. No sólo eso, las operaciones que gestiona Apple generan información de gran valor sobre los intereses y hábitos de compra de los consumidores, que quedarán exclusivamente en manos del intermediario. De golpe, los editores no sólo se veían gravados por un coste similar al canal tradicional, sino que perdían un información esencial para poner en valor su producto ante las agencias de publicidad. Las severas condiciones impuestas por Apple han puesto en pie de guerra a los periódicos, no sólo norteamericanos. La Asociación de Editores Europeos de Periódicos (EMPA) ve "peligrosa" la política de Apple de no permitir a los usuarios la suscripción a periódicos sin pasar por iTunes. Cabeceras como el FT y el New York Times han puesto en marcha sus propios canales de pago (paywalls), que han obtenido un éxito notable. Otros están preparando aplicaciones con características mejoradas respecto a la versión accesible a través de iTunes, para persuadir a los lectores de que eviten la caja registradora de Apple. La firma de la manzana no ha querido entrar en guerra directa con los que podrían ser sus socios en contenidos. En varias ocasiones, a lo largo de estos últimos meses, Jobs declaró tener la mano tendida para colaborar con los editores y mejorar sus canales de negocio, pero las condiciones de Newsstand siempre parecieron quedar fuera de discusión. La muerte del que fuese presidente ejecutivo y director general abre un periodo de incertidumbre en la relación de Apple con las empresas editoriales, cuyo contacto llevó Jobs en persona. Su sustituto, Tim Cook, es considerado por los analistas un continuador de Jobs. Hombre responsable y muy trabajador, también se dice de él que es menos autoritario que su predecesor. El tiempo dirá si es partidario de continuar con las negociaciones con la política de premio y castigo.