Las características de personalidad están presentes en todo momento de un proceso selectivo. Otras, las técnicas, también juegan un papel preponderante.
Si bien la capacidad para hacerse cargo, por ejemplo, del departamento de marketing de una organización que es líder en su sector, requiere un buen soporte de experiencia, conocimientos y ciertas capacidades específicas, no menos importante son otras características menos aparentes pero que juegan un papel muy importante en la determinación del éxito de una persona dentro de una empresa.
Y estas son las que ya hace muchos años se denominan habilidades blandas, que han terminado siendo muy relevantes en el desarrollo y carrera de una persona, pero muy especialmente, en los puestos en los que la exigencia de dirigir personas requiere de dichas habilidades, pero muy en concreto, la comunicación.
De hecho, el Stanford Research Institute International y la Carnegie Mellon Foundation encontraron que solo el 25% del éxito laboral a largo plazo depende de las habilidades técnicas, ya que el 75% depende del dominio de las habilidades blandas.
Algunas de estas habilidades blandas son:
– la adaptabilidad.
– la puntualidad.
– el pensamiento crítico.
– el liderazgo.
Digamos que de estas habilidades referidas tampoco, en opinión de los más exigentes expertos, puede atribuírsele a alguna de ellas la pole, porque para la gran mayoría de analistas, tratadistas y académicos, la habilidad blanda fundamental para todas las industrias es la comunicación.
Desde ya que el gran factor aglutinador para que esto sea así son las nuevas tecnologías.
En definitiva, comunicar bien no solo significa lo que hemos defendido en reiteradas ocasiones desde esta tribuna, o sea, una comunicación transparente, directa, clara, sin ambages, fluida y sincera.
Es mucho más que eso: es la capacidad del líder para comunicar la visión y expectativas que la alta dirección tiene tanto para la empresa como para los empleados.
Esta capacidad de transmitir con claridad las expectativas al personal es esencial, porque no solo les está dando la orientación que cada una de las personas de los diferentes equipos y/o departamentos necesita, sino también, darles la tranquilidad (siempre el líder debe preservar un alto nivel de satisfacción de todas las personas) de que están bien encaminados, que están inmersos en la “hoja de ruta” del éxito.
El éxito no solo se materializa cuando se cumple un determinado objetivo. Debe estar presente desde el inicio de un proyecto, tarea, cambios que se están produciendo en los procedimientos de trabajo, etc.
El éxito debe convivir con las personas, como suele decirse, desde “el origen a la tumba”, ya que cuando están con un ejercicio económico por delante en el cual se les va a exigir objetivos y resultados, nada mejor que en las comunicaciones iniciales sean detalladas, descriptivas y claras.
En las que se explican los por qué de determinadas decisiones y medidas que se están empezando a aplicar, que se vea con claridad que es en beneficio no solo de la cuenta de explotación, sino también una cuota parte significativa en beneficio del personal gracias a la contribución que cada persona está haciendo en su área de trabajo y responsabilidad.
Si esto se comunica bien, el éxito estará en el ambiente, porque el líder habrá transmitido de manera correcta los objetivos, lo que espera del trabajo y especialmente de cada una de las personas involucradas.
Igual de importante es la capacidad de un empleado para comunicar sus necesidades a jefes y compañeros.
Habilidades duras vs. blandas
Sin duda cada época que nos toca vivir tiene un sello particular que la caracteriza.
Las habilidades duras en los años 50 y 60 del siglo XX en la lucha competitiva de las organizaciones durante aquellos años, en la que las grandes economías de escala de las más importantes corporaciones industriales del mundo, tenían unos niveles de exigencia estrictamente técnicas.
Digamos el 95% o más de los conocimientos exigidos eran técnicos, siendo las habilidades blandas apenas consideradas, más en relación al puesto de trabajo que tenía la persona.
Obviamente, no era lo mismo las habilidades que tenía que tener un director de fábrica de una industria metalúrgica que la de su jefe de personal.
Pero, en todo caso, las habilidades blandas no eran una preocupación para la dirección, porque corrían tiempos de “ordeno y mando” y de estructuras eminentemente jerárquicas, por más departamentos y divisiones que formaran parte del organigrama.
Qué sucede en el presente
Si un empleado no tiene un dominio de las habilidades sociales, puede ser difícil tener éxito en su carrera, independientemente de su competencia técnica.
Pero no confundir con que si un empleado es altamente habilidoso en sus competencias blandas (especialmente las emocionales) y muy poco competente en las técnicas, que aquellas por sí solas le garantizarán el éxito en su carrera.
¡No! ¡De ninguna manera!
Aclaramos este extremo, porque los autores tenemos la sensación de que, como en otras tantas cuestiones que se vienen tratando en los últimos años en materia de liderazgo, en particular en cuanto a las habilidades blandas, se llega a unos niveles de exageración que no son para nada realistas con lo que después se exige en las compañías, grandes, y especialmente las pymes.
Claramente, las habilidades de comunicación son necesarias. Digamos que son el complemento perfecto para que una persona se desarrolle y crezca en una organización.
Por tanto, creemos que en las escuelas de negocio se debe insistir en estas habilidades blandas, especialmente de comunicación y resolución de conflictos, pero sin perder de vista qué es lo que se espera técnicamente de cada persona en su puesto y asumiendo su responsabilidad.
La educación de base es clave para las habilidades blandas
Si bien sabemos que las escuelas de negocio ya vienen tratando este tema hace muchos años, siguiendo la corriente humanista que con fuerza surgiera en la década de los 90 del siglo pasado, con Daniel Goleman a la cabeza como el principal divulgador y experto en inteligencia emocional, es evidente que la educación de base, tanto en familias como en colegios, debe procurar este cambio de chip en la mente de las personas.
Y esto debería ser así, ya que aún en la adolescencia y posteriormente en la juventud al ingresar a la universidad, si han tenido una manera de recibir la comunicación de progenitores y maestros de tipo positiva, saben que expresar emociones es la forma más saludable de interactuar con los demás.
Los beneficios de una buena comunicación están muy extendidos
Las organizaciones más punteras saben que una buena inversión en las habilidades de comunicación de sus empleados termina siendo rentable.
Siempre habrá detractores, más en tiempos de crisis, pero demostraremos por qué no es así.
Veamos cuáles son los beneficios para la empresa:
– Una mejor comunicación reduce los conflictos potenciales.
– El personal comprende mejor las metas y objetivos.
– Cada persona se identifica con la visión de la dirección.
– Al tener un buen nivel de satisfacción en su trabajo incrementa el grado de compromiso con la dirección.
– Se mejora el grado de eficiencia operativa global.
Veamos cuáles son los beneficios para los empleados:
– Mejor comunicación implica mayor confianza del personal en la dirección.
– Se incrementa la eficacia personal.
– Se mejora el ambiente laboral y se reduce el estrés.
– Mejoran las relaciones interpersonales.
– Mayor seguimiento y compromiso con el liderazgo.
Otros beneficios derivados
Sin duda la clientela, tanto la fija como la potencial, saldrán beneficiados.
Como para muestra basta un botón, pondremos un ejemplo que describe de manera muy elocuente esta cuestión.
En una empresa de alta tecnología, fabricante de ordenadores e impresoras, una de las líderes en el mercado norteamericano y mundial, se encontró con la siguiente situación: la atención que daba al público un nuevo empleado.
Este nuevo fichaje era la de un ingeniero en prácticas en una de las delegaciones de la región del Medio Oeste de Estados Unidos que, estando detrás del mostrador de una tienda en una ciudad pequeña de no más de 50.000 habitantes, tuvo que atender a dos personas muy elegantemente vestidas y que parecían muy interesadas en las nuevas impresoras laser.
Ante las preguntas que le empezaron a formular sobre las prestaciones que daba este nuevo producto, el empleado (ingeniero electrónico) empezó a dar detalles minuciosos, tanto sobre las prestaciones, como los debidos cuidados de mantenimiento que debían tenerse con la impresora, especificando los tipos de tóner, que recomendaciones tenía para el uso de impresión en color o en blanco y negro y un largo etcétera.
En todo momento, el nivel de explicación era abundante, detallado y se veía un gran dominio del producto. Pero, además, se observaba claramente su extraordinaria manera de representar a la marca desde detrás del mostrador.
La moraleja de esta visita de estos dos potenciales clientes es que:
- Uno era el director de ventas regional y el otro el director a nivel de todo Estados Unidos de la marca que el empleado pretendía vender.
- Este ingeniero en prácticas no tenía ni idea del cargo y responsabilidad de las personas a las que le había estado intentando vender la impresora.
- Finalmente, los visitantes se presentaron al empleado y éste se quedó atónito. Le dijeron los cargos y que también estuviera tranquilo porque ellos darían la recomendación directa al departamento de RRHH.
La empresa era Hewlett Packard.
El éxito del ingeniero para esta visita de supervisión de la red de ventas de la compañía de manera aleatoria por parte de los más altos representantes de ventas, es que había comunicado con claridad, sin engaños, de manera sincera, pero especialmente, dejando en muy buena posición en caso que un cliente no comprase, tanto al producto como a la marca.
Comunicar bien implica transmitir bien la idea y que sea percibida por el receptor de esa comunicación de manera clara. Sin ambigüedad y que no se preste a confusión.
Y esto que le pasó a este ingeniero en prácticas de la Hewlett Packard, todos lo experimentamos continuamente en cosas tan simples como cuando hacemos la compra.
Pero especialmente en estos momentos de larga crisis sanitaria por la pandemia, que hemos tenido que apelar a nivel social de la comunicación virtual en todos los ámbitos, más que nunca la buena comunicación pasa más que a ser una exigencia una necesidad.
José Luis Zunni es director de ecofin.es y vicepresidente de FORO Ecofin. Director de ECOFIN Business School y coordinador de ECOFIN Management & Leadership. Director del Centro de Liderazgo de la EEN (Escuela Europea de Negocios) y coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management de la EEN y coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DE LA EEN. Autor de ‘Inteligencia Emocional para la Gestión. Un nuevo liderazgo empresarial’, coautor de ‘Liderar es sencillo. Management & Liderazgo’ y coautor con Ximo Salas de ‘Leader’s time (Tiempo del líder)’
Antonio Alonso, presidente de la AEEN (Asociación Española de Escuela de Negocios) y secretario general de EUPHE (European Union of Private Higher Education).
Salvador Molina, presidente del Foro ECOFIN y consejero de Telemadrid