Es esencial que la gente entienda algunos hechos básicos, que la inmensa mayoría del público que se expone a la infección e incluso la muerte, está distante de entender lo más elemental. Muchos hablan del “bicho”, pero resulta que los virus no están vivos, son “partículas infectivas”, materia orgánica compleja inanimada, con una enorme capacidad para recombinarse. Siguen las mismas reglas que todos los seres vivos sin serlo, se adaptan con extraordinaria capacidad y velocidad. Y matan.
Ahora todos quieren la vacuna. A mediados de marzo, diez países acaparan el 90% de las vacunas. Y en muchos países de África y América Latina no prevén vacunar a sus habitantes hasta 2023 o 2024. Queremos ignorar que mientras el virus siga propagándose por todas partes, ningún país puede sentirse verdaderamente seguro. El “nacionalismo vacunal”, como dice Harari, crea un nuevo tipo de desigualdad mundial. Las guerras de la información han tomado como rehenes de alguna forma a los medios. Estamos ante un gran fracaso político, concluye Harari.
¿Cómo llegó el coronavirus a los humanos? No sabemos. Un comité de expertos internacional trabaja con la hipótesis principal de que el coronavirus se originó en los murciélagos y pasó a los humanos a través de una especie animal interpuesta. Pero son solo conjeturas.
¿Por qué algunos de los infectados mueren y otros ni se enteran? Otros tienen extrañas dolencias mucho después de haber pasado la infección. ¿Qué van a necesitar los pacientes con secuelas crónicas del virus? ¿Cómo evolucionará en el futuro? No sabemos. ¿Toda esta catarata diaria de información para llegar a esto?
Los políticos están cometiendo un cúmulo de errores en todo el mundo. Pero para elegir a los políticos más adecuados necesitamos buena información, contrastada. El periodismo de calidad es esencial para que la gente tome decisiones bien informadas. Pero miles de medios están en la ruina y la pandemia les ha dado la puntilla. Se despiden periodistas, se cierran medios. Luego nos quejamos de las teorías conspiranoicas, la desinformación, los bulos, el populismo rampante. Es la otra pandemia. Y es posible que termine haciendo más muertos que el Covid-19.