No debemos confundir también el alcance que se le da al término, porque hay una corriente de doctrina como la del Centro de Inteligencia Colectiva del MIT (Massachusetts Institue of Technology) que reúne a profesores de todo el MIT “para realizar investigaciones sobre cómo las nuevas tecnologías de la comunicación están cambiando la forma en que las personas trabajan juntas”.
Y lo expresa con mucha claridad cuando se refiere a la misión:
“Nuestra misión es comprender la inteligencia colectiva a un nivel profundo para que podamos crear y aprovechar las nuevas posibilidades que habilita. Nuestra esperanza es que el trabajo en este Centro conduzca tanto a nuevos conocimientos científicos en una variedad de disciplinas como a avances prácticos en muchas áreas de la empresa y la sociedad”
Obviamente, la misión que se impone el MIT Center for Collective Intelligence es muy amplia y se puede aplicar a diferentes tipos de fenómenos, tales como la eficacia organizacional, la productividad de la empresa, la rentabilidad, el trabajo en equipo y el liderazgo.
Según el MIT Center for Collective Intelligence, la perspectiva de la inteligencia colectiva sugiere preguntas como las siguientes:
– ¿Qué significaría para un grupo de personas ser “inteligente”?
– ¿Qué estrategias seguiría?
– ¿Con qué rapidez podría responder a los cambios en el mercado?
– ¿Cuán productivamente podría utilizar las fábricas y el dinero?
-¿Qué tan rentable sería?
– ¿Hasta qué punto podríamos aproximarnos al comportamiento de esta inteligencia sobrehumana imaginaria conectando inteligentemente a personas y ordenadores reales?
Nuestra percepción sobre el alcance
Desde este Foro creemos que si bien el alcance que da el MIT Center for Collective Intelligence es suficientemente amplio y cubre diversos aspectos del conocimiento científico, la posición que están sosteniendo (que compartimos al cien por cien) no es para nada excluyente.
Como es habitual en la evolución científica a través de diferentes épocas de la historia, si algo caracteriza a los hombres de ciencia es la amplitud de miras.
Por lo que, cuando el MIT Center for Collective Intelligence sostiene que trabajan en la relación entre personas y ordenadores para incrementar el grado de inteligencia colectiva para resolver los problemas a los que las organizaciones se enfrentan a diario en el mercado, es una porción muy significativa, aunque no es universal, hablando también en términos científicos.
¿Por qué? Porque creemos que hay un aspecto esencial para potenciar la investigación y el desarrollo de la inteligencia colectiva, que es cómo propiciar y fomentar el espíritu crítico de las miles (por no decir millones) de inteligencias individuales que en cada país, en cada sociedad, terminan conformando el gran tejido de inteligencia colectiva humana.
Nuestros lectores/as que nos siguen sabrán nuestra admiración y reconocimiento a un pionero en este campo, que ha sido el astrofísico e investigador Carl Sagan, el más importante divulgador científico del siglo XX, que aún su obra sigue siendo seguida como una fuente de inspiración peramente.
¿Qué nos decía Sagan?
“Saber mucho no es lo mismo que ser inteligente; la inteligencia no es sólo información, sino también juicio, la manera en que se recopila y utiliza la información.”
En términos muy actuales, cuando estamos bombardeados por un exceso de información por todo tipo de medio, especialmente a través de las redes sociales y las noticias que invaden nuestros dispositivos móviles de las cuales hay que tener mucho cuidado de cuál es la fuente, ya que hay fake news y una gran manipulación de información. O sea, las personas con un sentido crítico (cuentan con una inteligencia crítica y analítica) de manera automática filtran la información desechable y se quedan con la que les vale a ellos o la que necesitan.
O sea, que cuando Sagan habla de “no es sólo información, sino juicio” está anticipándose al menos tres décadas a la necesidad de filtrado de información que tenemos hoy en 2020.
Pero el alcance que le damos desde este Foro a su vez llega a otras áreas que obviamente no se están abordando de manera habitual por la doctrina, siendo esta nuestra responsabilidad en sacar a la luz aquellos ámbitos en los que la inteligencia colectiva actúa aunque sea inconsciente de ello.
¿A qué nos referimos?
Los individuos que sumados en millones y no perdiendo su característica individual de personas terminan siendo colectivos más grandes o más pequeños, por ejemplo, agricultores, sanitarios, deportistas, alumnos universitarios, etc., que van como un gran puzle formando el tejido social de un país.
Pero la situación de la información en exceso con los instrumentos tecnológicos con los que contamos, no están garantizando que toda esa sociedad que se supone conforma esa inteligencia colectiva esté aplicando en cada instante su espíritu crítico y analítico. Más bien, es en términos generales, una sociedad pasiva en cuanto a que es receptora de información pero no necesariamente pasa a ser crítica de la misma.
Es evidente que las redes sociales han permitido que aflore opinión ciudadana a tal punto que hasta los políticos menos proclives a usarlas terminan teniendo una cuenta en Twitter para no quedar fuera del espectro social y ser considerados como fuera de tiempo.
Pero, asimismo, a pesar de la capacidad de respuesta mediante las redes sociales, por ejemplo, ante determinada medida de política local de un ayuntamiento que afecta a los ciudadanos, este comportamiento no está garantizando que se esté haciendo una crítica ordenada, analítica y menos aún, sistemática.
En este sentido, las miles y miles de respuestas, opiniones que se vierten en las redes, tienen un efecto “marabunta” con un poco de “por dónde va la gente”.
La visión de Sagan, que es la que seguimos, porque es la concepción universal de la inteligencia colectiva, está justamente cimentada en la capacidad de tener la fuerza por el volumen que implica millones de opiniones sobre un tema; pero fundamentalmente se nutre por el espíritu científico, o sea, preguntarse el por qué y dar respuesta con criterio también científico, sin ambages ni engaños ni especulaciones a lo que se sabe sobre algo y cuál es la percepción que la ciudadanía (la inteligencia colectiva) tiene al respecto. Pero aún más: con el aditamento que en la medida que el proceso prueba- error que hacemos como parte de la evolución humana para el aprendizaje, también a escala macro-social lo hagamos con ese juicio crítico al que aludíamos.
La diferencia entre la posición del MIT y la de Sagan es que la primera está más en línea con los sistemas y procesos de información, la interacción entre ordenadores y personas, la cuota de responsabilidad que va teniendo cada vez más la inteligencia artificial, etc.; pero la posición que suscribimos siendo fieles seguidores de Sagan, están más en línea con la ética y la conducta humana, lo que nos lleva directamente al terreno del liderazgo efectivo.
Por tanto, desde el Foro ECOFIN creemos que es hora de que llegue a hacerse carne en la consciencia política de los líderes políticos, que hay una sociedad que no es la suma de ciudadanos y menos una estadística, por ejemplo, cuánto se recauda por IRPF, sino la esencia misma de la sociedad a la cual los políticos se deben.
Comporta en sí misma el valor de ser una inteligencia colectiva de diferentes edades, situaciones sociales y económicas, etc., pero que requiere ser bien representada en los órganos democráticos como es el Parlamento, que en definitiva debería ser ese eco de pensamiento crítico ciudadano, percepciones de millones de personas, sensibilidades, preocupaciones, etc.
O sea, cuando Sagan se formulaba la pregunta ¿quién habla en nombre de la tierra?, que tenía la finalidad de prepararnos como civilización a posibles encuentros con visitantes de otros mundos, porque él sostenía que no podíamos ser tan presuntuosos los humanos en creer que habría vida solamente en la tierra, al preguntarnos los ciudadanos ¿quién habla en nuestro nombre?, aquí no encontramos ese eco de inteligencia colectiva que esperamos, porque lo que hay es interés partidista y un alcance muy limitado en cuanto a cuál es el fin político que pareciera ser olvidado con demasiada frecuencia: servir al bien común.
Llegados a este punto, volvemos al término liderazgo efectivo que tanto hemos tratado en los últimos años.
Revisando permanentemente la evolución y también decirlo, la mutación que él va haciendo por la propia sucesión de hechos y acontecimientos, estamos siendo testigos en este año de pandemia mundial, de una falta de liderazgo político mundial y también en muchos países, por lo que necesariamente ha tenido que tomar el relevo la comunidad científica.
Ella ha ido indicando el camino a medida que las investigaciones se estaban haciendo sobre la propia realidad que acontecía. No cabe duda que lo que nos está ayudando a evitar que se descontrole la cantidad de muertes por el Covid-19 es la inteligencia colectiva de la comunidad científica de epidemiólogos, médicos de atención primaria, biólogos, neumólogos, etc., que lo están dando todo, incluso marcando claramente cuáles deben ser los pasos que la sociedad de dar, caso de las medidas de distanciamiento social y protectoras como el uso de mascarillas y lavado de manos con bastante frecuencia.
La ciudadanía, en respuesta a todas las exigencias que se impusieron con el confinamiento, respondió en términos generales muy bien, porque el espíritu de consciencia crítico (no tanto si estaban o no de acuerdo) ya había consolidado un inteligencia colectiva que nos permitía adaptarnos y nos permitirá seguir amoldándonos a las nuevas circunstancias, sean rebrotes u otras situaciones similares.
Instamos a la clase política y a todos los responsables de instituciones que nos gobiernan, que consideren a su gobernados como el engranaje principal de la sociedad que ellos desde su atalaya están dirigiendo. Que los gobernados son una sociedad que puede mostrar su inteligencia colectiva, porque es capaz de hacer cualquier sacrificio y salir de cualquier aprieto, por más duro que se nos ponga, cuando del otro lado hay un liderazgo efectivo que habla el mismo idioma. Que, como en el caso que hemos presentado hoy del MIT Center for Collective Intelligence, que busca la interacción entre ordenadores y personas, la clase política gobernante debe buscar una mejor interrelación entre gobernados y gobernantes, porque no sólo las circunstancias graves lo exigen, sino porque el futuro que es mañana nos lo pondrá aún más complicado y los políticos tendrán que depender cada vez más de una inteligencia colectiva. Que, como la científica en este momento, o como la de otros campos de conocimiento, deben actuar e interrelacionarse con los políticos con altura de miras, con criterio científico y especialmente con ética y moral, excluyendo las mezquindades con las que habitualmente nos tienen acostumbrados.
Felicitamos la iniciativa del vicepresidente del gobierno madrileño en solicitar ayuda al ejecutivo nacional. También nos congratula la respuesta favorable de éste para una reunión urgente para tratar el tema de Madrid.
Cuando se comprenda cada vez más la importancia del liderazgo efectivo y su inevitable relación y crecimiento como ciencia social gracias a la inteligencia colectiva, mejores líderes tendremos en todos los ámbitos de la sociedad.
En algunos ya los tenemos, como en la comunidad científica. En otros, como el empresarial, ya España ha dado muestras de gran capacidad de liderazgo empresarial y tecnológico.
Es hora entonces, que empecemos a dar muestras de liderazgo político del “grande”, ese que hace sentirse orgulloso a un ciudadano de formar parte de esa sociedad.
José Luis Zunni es director de ecofin.es y vicepresidente de FORO Ecofin. Director de ECOFIN Business School y coordinador de ECOFIN Management & Leadership. Director del Centro de Liderazgo de la EEN (Escuela Europea de Negocios) y coordinador académico de la Red e Latam del grupo media-tics.com. Miembro de la Junta Directiva de Governance2014. Conferenciante. Ponente de Seminarios de Liderazgo y Management de la EEN y coordinador del FORO DE MANAGEMENT Y NUEVA ECONOMÍA DE LA EEN. Autor de ‘Inteligencia Emocional para la Gestión. Un nuevo liderazgo empresarial’, coautor de ‘Liderar es sencillo. Management & Liderazgo’ y coautor con Ximo Salas de ‘Leader’s time (Tiempo del líder)’
Antonio Alonso, presidente de la AEEN (Asociación Española de Escuela de Negocios) y secretario general de EUPHE (European Union of Private Higher Education).
Salvador Molina, presidente del Foro ECOFIN y consejero de Telemadrid