Se ha presentado recientemente en la Asociación de la Prensa de Madrid, el Informe Anual de la Profesión Periodística, prácticamente la única guía para conocer el estado de ésta atípica profesión, básica para la salud de una democracia o simplemente una sociedad sana. La radiografía es, una vez más, preocupante. Es una de las profesiones que más han sufrido en la crisis iniciada en 2008. Despidos masivos y rebaja de sueldos son las notas dominantes. Se perdieron más de 12.000 empleos y los ingresos por publicidad se derrumbaron dividiéndose por cuatro. El proceso está lejos de terminar. El año pasado el paro entre los periodistas repuntó el 2,6% hasta los 7.003 personas, pero la cifra real es mucho más alta, pues no incluye a los que no tienen trabajo pero no están registrados en el SEPE. En total han salido de las escuelas y facultades más de 100.000 titulados en España desde que comenzaron a impartirse esas titulaciones, pero solo trabajan unos 20.000. Una tendencia interesante es que cada vez hay más periodistas trabajando en comunicación empresarial o institucional, casi la única salida que crece. Atención!: hay un dato muy revelador, en la encuesta de la APM, a los periodistas que se les pregunta si consideran que el trabajo que realizan los comunicadores es parte del periodismo responden en un abrumador 73% que no. Cuando se pregunta lo mismo a los comunicadores, el 63% responden que sí. Significativa divergencia.
Soy un periodista con 44 años de ejercicio profesional siempre en la rama de información pura y dura. Esta orilla del rio ha venido considerando a los del "otro" lado tradicionalmente con cierta condescendencia. No he compartido esa visión y creo que es tiempo de que revisemos ciertos criterios y que trabajemos juntos por una mayor calidad del flujo informativo, un servicio público esencial. De hecho, La Asociación de Periodistas de Información Económica, (APIE), de la que formo parte, separa radicalmente ambas orillas. Si eres periodista y entras a trabajar de comunicador, automáticamente te dan de baja en la Asociación. Siempre me ha parecido un concepto a revisar.
La era digital está difuminando las fronteras entre ambas orillas. De hecho, las herramientas que utilizan unos y otros son básicamente las mismas. El trabajo de ambos se ha hecho mucho más complejo, con las redes sociales, el cambio tecnológico acelerado y el manejo de datos. Los comunicadores asumen cada día más labores de marketing, imagen corporativa y responsabilidad social, entre otros. Su labor se vuelva más crucial para las empresas, y no solo para las grandes corporaciones.
El informe de la APM especifica que "a los largo de los últimos años ha ido aumentando el porcentaje de periodistas que trabajan en comunicación en empresas de tamaño medio y pequeño. Se trata de un hecho esperanzador desde el punto de vista de la ocupación de los profesionales del periodismo, ya que indica que la preocupación por la comunicación empresarial, que hace años era privativa de las grandes compañías, sigue extendiéndose a las pequeñas, con lo que con seguridad contribuirá a generar nuevos puestos de trabajo". Los datos recogidos en la mencionada encuesta indican que hay un flujo desde el periodismo hacia la comunicación. La gran mayoría señalan que antes trabajaron en periodismo. Y ya hay más mujeres que hombres en el lado de la comunicación.
En Estados Unidos y algunos países europeos, los profesionales que trabajan en comunicación son numéricamente más numerosos que los que trabajan en información y esa parece una tendencia fuerte. Los periodistas que trabajan en información parecen fatídicamente menguantes y los medios digitales no logran cambiar la tendencia.
Se denuncia con creciente insistencia que los periodistas que trabajan en información se enfrenta a presiones comerciales implacables y con frecuencia renuncian a un mayor control sobre cómo se distribuye y enmarca sus contenidos. Algunos periodistas producen simultáneamente noticias independientes y contenidos patrocinados basados en los intereses de los anunciantes. La publicidad tiende a venderse con formato periodístico, ya que hay un creciente rechazo a la publicidad tradicional, en medios impresos, en digitales y en TV. Necesitamos nuevos códigos de ética para la era digital y para ello precisamos que periodistas y comunicadores trabajen conjuntamente. Debemos defender unidos un bien público esencial, la buena información. Debemos defender un nuevo tipo de periodismo basado en la propiedad pública, menos dependiente de los imperativos comerciales, del "clickbait", de la publicidad invasiva y engañosa, de los titulares sensacionalistas y trivializantes. Debemos cubrir obstinadamente temas como la desigualdad, el cambio climático y dar voz a los que han sido silenciados. Tenemos trabajo por delante, periodistas y comunicadores.