En los últimos días, la acción de Prisa cotizaba a 1,44 euros, frente a 1,80 a principios de año. Esto significa que el primer conglomerado mediático en español costaría en total en torno a los mil millones de euros. Parece ridículo, especialmente si tenemos en cuenta que bastantes "start-ups" de relativamente corta trayectoria cotizan en cifras parecidas, si no mucho más altas, cuando no han entrado siguiera en rentabilidad. ¿Qué está pasando?
Cuando el Grupo Prisa salió a Bolsa se fijó un precio de 20,80 euros, lo que daría una cotización equivalente a 4.551 millones de euros. Los accionistas han perdido más del 90% de su inversión. El papel se contrae, pero aún cumple una importante función, especialmente en clases influyentes. Por otro lado, la audiencia digital de "El País" ha crecido extraordinariamente, tiene nada menos que 23,2 millones de visitantes únicos, según el último computo de ComScore. (Ya sabemos que sus datos son discutibles). La web de "El País" es la más consultada en España, según Digital News Report 2019. El 24% de los usuarios accede de forma semanal al diario.
El fondo de inversión norteamericano Amber Capital está comprando pequeños paquetes de Prisa y ya tiene el 29,67% de las acciones, muy superior a la del segundo accionista, que es Telefónica. Si llega al 30% deberá lanzar una OPA sobre la empresa. Para tener viabilidad política, debería ir de la mano de una o varios socios españoles. Henneo podría ser un candidato adecuado, pero tal vez se necesitan más mimbres para hacer ese cesto.
El Grupo Prisa no es una empresa más. Es el único diario español que supera el millón de lectores en España, según la EGM que se acaba de publicar. Tiene además una amplia audiencia en América Latina y entre los hispanos de EEUU. América Latina encabeza las audiencias internacionales en términos de tiempo dedicado a la lectura de artículos, según los resultados de la red de periódicos Chartbeat, que acaba de publicar esta empresa. Según dicho informe, "los lectores de todo el mundo están encontrando y compartiendo contenido al instante, especialmente en contenidos móviles". ¿Es necesario que pongamos de relieve la importancia estratégica que tienen los medios españoles, no solo el diario "El País", en la formación de opinión pública e influencia en toda la enorme y creciente región de nuestro propio idioma. ¿Es posible que desperdiciemos la ocasión histórica que se nos ofrece en bandeja, en un momento de desinformación, manipulación, auge de variados populismos y otras amenazas a la democracia y también a los negocios, con un montón de empresas españolas presentes en la zona? ¿Puede el Gobierno español, sea del signo que sea, desatender este crucial asunto?
Mientras tanto, grandes medios como el "New York Times" y más recientemente el "Washington Post", más otros grupos alemanes y franceses, están tomando posiciones en el área del español en nuestro propio idioma. El gran rotativo de New York, que ya es uno de los primeros medios globales con éxito creciente, hace tiempo que mantiene una edición en español. El Post lanza incluso podcast en español. ¿Y los grupos españoles miran hacia otro lado, ensimismados en sus propias crisis? ¿Estamos ciegos?
En Europa empiezan a darse cuenta. Un grupo de expertos y de eurodiputados reunidos en un foro sobre los medios europeos, organizado recientemente en Bruselas por el portal y la Fundación EURACTIV se puso de relieve que la Unión Europea debería poner en marcha una especie de "Plan Marshall" para apoyar la sostenibilidad del sector de los medios de comunicación del bloque. Los participantes en Bruselas pusieron de relieve que el sector se enfrenta a "riesgos existenciales". "No se trata de subsidios, se trata de innovación en los medios", subrayó Ann Mettler, directora del "think tank" de la Comisión Europea "Centro de Política Europea Estratégica". Por su parte, Partrick Leusch, director de Asuntos Europeos de la emisora alemana Deutsche Welle puso de relieve que "la batalla por la democracia se producirá en el mundo digital". Que no nos pase como en la película de Berlanga.