Este proyecto, conocido bajo las siglas “DDP”, es un intento por parte de la firma de crear un mercado publicitario basado en el tráfico de datos que los usuarios generan a través del uso del buscador, Google Chrome, Gmail o Youtube. La información personal que volcamos a la red queda almacenada durante 24 meses en el centro de privacidad que la compañía tiene en Mountain View, un cuartel general de información que sólo responde ante la jurisdicción estadounidense.
Google planea que las agencias de publicidad compren los datos que obtienen de los usuarios por segmentos, de manera que los anuncios que se nos ofrezcan realmente se ajusten a nuestras necesidades gracias a la información que la compañía ha filtrado de nuestras búsquedas. De esta manera, tanto publicistas como el propio Google tendrán perfiles de consumidores muy detallados.
Este nuevo intento de Google de obtener la mayor información posible de sus usuarios choca con las políticas de protección de datos de gobiernos de medio mundo. En EEUU, Google tiene que enfrentarse a más de 4.000 demandas por parte del ejecutivo estadounidense. En Europa, el Reino Unido ha declarado la guerra al buscador y le ha interpuesto más de 1.300 demandas relacionadas con un uso indebido de la información privada de los usuarios.
Mientras tanto, en España, Apedanica (Asociación para la Prevención y Estudios de Delitos, Abusos y Negligencias en Informática y Comunicaciones) denunció el pasado año a Google por haber captado datos de las redes wifi abiertas que encontraban a su paso los vehículos Street View mientras tomaban fotografías para Google Maps. Países como Austria, Alemania o Francia también han denunciado esta práctica.
La ligereza con la que Google usa y utiliza los datos de sus usuarios lleva años siendo criticada desde varios frentes. La ONG británica Privacy International elaboró en 2007 un estudio global sobre la protección de datos en Internet en el que Google aparece a la cabeza de las empresas “poco respetuosas” con el uso de nuestra información. Además, Privacy International ha tenido acceso a un documento interno de la compañía en la que los directivos se jactan de “no creer en la privacidad como derecho universal” y “querer controlar el mundo de la información en la web”.