Hay una guerra fría en marcha entre Estados Unidos y China que puede ser muy distinta que la que existió entre la potencia norteamericana y la URSS. El resultado podría ser inverso al que sucedió entonces: EE.UU. puede perder y China será potencia dominante. La estúpida decisión de Trump para prohibir Huawei muestra que China ganará. También significa que la Internet abierta y global, tal y como fue concebida en sus orígenes, se va a desintegrar muy rápidamente.
La guerra comercial entre Estados Unidos y China es en realidad una batalla por el futuro de Internet. El idealismo de la web de los años 90 se está yendo por el desagüe de la historia. Hay una implacable competencia por el poder y China tiene las mejores bazas. El gigante asiático tiene un plan b para una nueva Internet. Compañías como Huawei, Tencent, Alibaba y ByteDance, entre otras, están creando ya aplicaciones, servicios y experiencias más innovadores que las mejores empresas estadounidenses. Es evidente que Huawei desarrollará su propio sistema operativo y eventualmente reemplazará la versión estadounidense donde Google, Apple y Facebook han gobernado el mundo. Además, Huawei gobernará el mundo 5G, lo que significa básicamente como si se fusionasen Apple y Cisco.
El problema añadido es que China está desarrollando una especie de capitalismo de vigilancia y su disposición de los datos es mucho más avanzada que la de Estados Unidos. El sistema de capitalismo centralizado que está desarrollando el país asiático se está demostrando más eficiente para la alta tecnología.
Mientras tanto, Apple, Facebook o Google están más centrados en buscar fórmulas de jardín amurallado y encriptado para Internet. La Internet abierta que sus primeros creadores soñaron ya se ha ido, afirma Sally Adee en 'BBC.com'.
Rusia está avanzando en crear su propio muro digital para Internet y recientemente aprobó dos proyectos de ley con medidas tecnológicas y legales para aislar la Internet rusa. Otros países, como Corea del Norte e Irán, quieren intentar algo parecido. Pero el tema es muy complejo, porque si cierras los grifos por los cuales la información viaja dentro y fuera del país, tienes un alto riesgo de separarte de la economía mundial. "Internet es ahora una parte vital del comercio global y Rusia no puede desconectarse de este sistema sin dañar su economía", afirma Sally Adee.
China está desarrollando un Gran Cortafuegos, bloquea de manera selectiva ciertas direcciones de Internet, palabras, direcciones IP, etc. No es una solución perfecta y parece que China utiliza al menos un millón de personas para esta ambiciosa tarea. Pero es evidente que otros programadores pueden diseñar software para evitarlo, como por ejemplo Tor.
Están creciendo los países que se sienten atraídos por una Internet vigilante y autoritaria. Israel en primer lugar, pero también Singapur, Brasil, Ucrania y la India se están dirigiendo hacia un enfoque más soberano y cerrado de la información.
La iniciativa china Belt and Road, o el camino de seda del siglo XXI, ofrece una conectividad a Internet que podría no depender de la infraestructura de Internet occidental. Una serie de países pequeños están declarándose contrarios a la Internet abierta, pues afirman que es solo una puerta de entrada para los gigantes tecnológicos norteamericanos. Cada vez más países occidentales empiezan a hablar de la soberanía en Internet. Hay una tensión entre los deseos de limitar la comunicación abierta, pero no limitar los enormes beneficios que esta comunicación puede brindar.
Esta es la gran
Ciberguerra Fría de enorme trascendencia, de la cual el asunto Huawei es solo una escaramuza.