La compañía sueca facturó 1.495 millones de euros en el cuarto trimestre de 2018, de los cuales el 11 % llegaron vía publicidad (175 millones).
El resto (1.320 millones de euros) lo consiguió gracias a los entre 10 y 15 euros que pagan cada mes sus suscriptores, de los que ya acumula 96 millones. Son minoría, ya que la compañía mantiene a otros 116 millones de usuarios que no pagan por escuchar música en su plataforma. Obviamente, no son los más interesantes para Spotify: cada usuario gratuito aporta 1,5 euros de ingresos, mientras que los de pago generan 13,75 euros de media. A pesar de ello, la publicidad ha crecido un 34 % en los últimos meses, frente al 30 % que lo han hecho los usuarios de pago. El trasfondo negativo de todo esto es que
Spotify sigue quemando dinero: en 2017 perdió 1.500 millones de euros, a pesar de haber facturado 4.990 millones. La compañía lidera el sector de la música en streaming, pero la competencia se ha endurecido desde que Google (con Play Music y YouTube Music), Amazon (Music Unlimited), Apple (Apple Music) y actores como Deezer o Tidal apostasen por modelos similares para hacerse con un trozo de un mercado, el de la música, que mueve cerca de 20.000 millones de dólares al año. Casi el 40 % pertenece al streaming.