Investigadores europeos han desarrollado pequeños robots voladores que se comportan como abejas y que pueden convivir en enjambres reales y ser aceptados por la comunidad. El objetivo es conocer más sobre el estilo de vida de las abejas para analizar cuáles son los factores que están llevando a la especie a la extinción.
No es la primera vez que la tecnología sirve al ser humano para acercarse a los animales, algo que saben de primera mano muchos fotógrafos de vida salvaje, que camuflan sus cámaras en recreaciones de las especies a las que quieren retratar. Tampoco es la primera vez que oímos hablar de robots-abeja, cuya tecnología fácilmente podría servir para espiarnos entre humanos. Pero sí puede que sea la primera vez que los humanos utilizan robots-abeja para espiar a las propias abejas. Es lo que plantean los investigadores de un proyecto europeo, el FOCAS (Fundamentals of Collective Adaptive Systems) que acaba de llegar a su fin tras cinco años de trabajo.
Los científicos desarrollaron enjambres de robots-abeja para infiltrarlos en comunidades reales, donde pueden llegar a ser aceptados por la colmena e incluso seguidos, en muchos casos. El objetivo es conocer de primera mano cómo viven las abejas y a qué retos se enfrenta la especie, en serio peligro de extinción.
El proyecto, además, buscaba perfeccionar los robots para utilizarlos en el futuro como elemento modificador del comportamiento de las abejas, con el objetivo reeducarlas para que eviten determinados peligros que pongan en riesgo su supervivencia.
Los
robots-abeja fueron mejorados con inteligencia artificial para que pudieran imitar sin fisuras el comportamiento de las abejas reales. Algunos expertos creen que esta perfección podría servir en el futuro para
polinizar plantas de forma artificial, algo a lo que otros expertos se niegan: es mejor
salvar a las abejas antes que reemplazarlas por robots.