Efectivamente, el sector de la prensa en España parece tetanizado, todavía está entre los editores más retrasados en la transición digital en una comparativa europea. Parece que solo saben echar periodistas y directores, pero curiosamente los más altos cargos directivos permanecen anclados en general en sus puestos. Sobre las fusiones siempre se está hablando, pero nadie da el paso. Entre los últimos movimientos, 'El Confidencial' ha comentado que Jaume Roures se ha reunido recientemente con Antonio Asensio, presidente del Grupo Zeta, para explorar una eventual compra de la editora de 'El Periódico de Catalunya' y 'Sport'. En el informe que el Grupo Zeta encargó a Deloitte, se analizaban posibles operaciones corporativas con PRISA, Vocento y el Grupo Godó.
Pero la situación de la prensa en España es tan desastrosa que con las fusiones se corre el peligro de fusionar cojos con cojos y ruinas con agonías. Los últimos datos son demoledores. Vocento registró unas pérdidas de 4,8 millones de euros el año pasado, una reducción sobre las pérdidas del año anterior, pero con datos sin duda preocupantes. Su cabecera principal, 'ABC', arrojaba números rojos de 4,1 millones. Pero lo más importante es que las "joyas de la corona" de Vocento, los diarios regionales, que han venido capeando la crisis, registran un retroceso muy significativo en ventas y facturación publicitaria. Según los últimos datos de OJD pendientes de auditar, el negocio de la prensa regional de Vocento sumó una media de difusión de 238.000 ejemplares el año pasado, lo que supone una caída del 8,6% en términos interanuales y un retroceso global de 22.000 números. Los ingresos de explotación de sus 11 cabeceras regionales, fueron de 264 millones, el 4,5% menos que en el ejercicio anterior.
El primer grupo de medios español, PRISA, parece haber entrado en una nueva etapa, tras las ampliaciones de capital y la salida de Juan Luis Cebrián en la presidencia ejecutiva. Pero los datos son demoledores. Las pérdidas del pasado año son de 102 millones de euros, lo que supone empeorar los números rojos del ejercicio anterior, cuando se apuntó un desequilibrio de 67 millones. Santillana sigue siendo la tabla de salvación de las ventas del grupo, aportando el 56% del volumen total (656 millones de euros). Sus ingresos de explotación de la prensa experimentaron una caída del 8,1%, hasta los 220 millones. Fueron arrastrados por una caída de la circulación del 13,3% y de la publicidad, del 7,9%. El ligero incremento de la publicidad digital fue del 2,7%. En los últimos ocho años, PRISA arroja unas pérdidas de 3.855 millones, con una descapitalización de más de 3.500 millones sufrida por la compañía en bolsa.
Otras informaciones recientes son también negativas: la histórica cabecera 'Actualidad Económica' deja de venderse en el quiosco para convertirse en un nuevo suplemento de 'El Mundo' desde el lunes 5 de marzo. El diario también integra entre sus páginas el suplemento 'PAPEL', tras su cierre como revista dominical. PRISA, que edita varias revistas de amplio porte que se dan gratuitamente con el diario un día a la semana, está experimentando con un movimiento en cierta forma inverso: intenta venderlas en quiosco como revistas independientes el resto de la semana. Pero no parece que esta iniciativa tenga resultados económicos sensibles.
Mientras tanto, la confianza de los españoles en los medios de comunicación está por los suelos. El estudio 'Trust in Media 2018', elaborado por la Unión Europea de Radiodifusión, muestra que el 19% de la población tiene poca confianza en los medios y nada menos que el 48% afirma que no tiene ninguna. Estas cifras están por debajo de los promedios europeos.
Los grandes editores españoles sufren de un exceso de conservadurismo y se encuentran descapitalizados cuando la transición digital requiere fuertes y arriesgadas inversiones. Si observamos el panorama internacional en los mercados avanzados, podemos ver una explosión de innovaciones de todo tipo, tanto en digital como en papel. Ahí, y en las imprescindibles inversiones en tecnología es donde deberían concentrarse los maltrechos editores españoles.