El futuro es móvil

La consultora Neo Labels ha publicado recientemente un estudio sobre el mundo digital que nos espera, con especial incidencia en las redes sociales y su previsión de uso hasta 2015. El trabajo, convenientemente expuesto en una resultona animación, sigue el patrón de grandes números y asombrosos pronósticos a los que nos tienen acostumbrados ya las nuevas tecnologías.

Uno de los datos del estudio viene a corroborar la explosión del mercado de aplicaciones diseñadas especialmente para dispositivos móviles. En este campo, como en la viña del Señor, hay de todo: desde ágiles conversores de moneda a programas que convierten el teléfono en un vaso virtual de cerveza (para comprender su éxito probablemente haya que estar en un pub, a las 5 de la mañana).

Sin entrar en la naturaleza de las nuevas utilidades de los smartphones, es innegable el potencial empresarial de este sector. Este año prevé generar un negocio de 3.000 millones de euros en todo el mundo, según Ralph Gordon-Janhs, de Research2guidance.

La pléyade de empresas que quieren repartirse tan suculento pastel es cada día mayor, pero Apple se sitúa como reina indiscutible de este campo. El 71% de las aplicaciones que se descargaron en 2010, según Neo Labels, venía de la tienda de los chicos de Steve Jobs, cuyo catálogo se compone de más de 350.000 productos. Este dominio no es estraño, ya que App Store revolucionó el ámbito de Internet móvil en 2007 y sirvió de modelo a muchos otros seguidores. En la actualidad, la boutique virtual de Apple es una máquina de dinero que da sopas con honda a Google.

Aunque todavía hay voces que dicen que Internet democratiza el mercado, las cifras cantan: el negocio se distribuye en unas pocas manos. Y por esas manos transitan pocos productos españoles. En el ámbito de las aplicaciones móviles, los desarrolladores nacionales no logran despuntar. El tejido empresarial español se compone de pequeños estudios de desarrollo con poco músculo financiero y equipos reducidos, que dependen de grandes compañías para sacar adelante proyectos concretos. Una vez más, la falta de planes de fomento de I+D limita la capacidad de los empresarios nacionales.

Creo que me tomaré otra cerveza en mi móvil.