Si el famoso gato de Schrödinger está a la vez vivo y muerto, entonces tenemos que revisar todos los conceptos básicos que han sustentado hasta ahora la concepción del mundo. Por lo tanto, habría que revisar también el concepto tradicional de noticia, la base misma del periodismo tal y como lo conocemos. Es más que nunca evidente que el periodismo necesita una revolución hasta sus cimientos y es bastante posible que el pensamiento cuántico nos puede indicar fascinantes innovaciones para este trabajo y esta industria en crisis existencial.
Se están publicando un buen montón de libros sobre la idea de que la economía es cuántica. El colapso financiero y la deriva del capitalismo hacia la desigualdad parece indicar que la economía necesita una revolución en sus raíces. La economía dominante o neoclásica se basa explícitamente en la mecánica clásica del siglo XIX, con personas vistas como átomos individuales y su comportamiento guiado por leyes deterministas. Seguramente la economía está madura para una actualización, dice David Orrell en un ensayo que publica la prestigiosa web 'Aeon.co'.
La revolución cuántica nació cuando los físicos descubrieron que a nivel atómico la energía siempre se intercambiaba en términos de pequeñas parcelas que llamaban "quanta". La materia o energía no se mueve continuamente, sino que se transmite en saltos repentinos. Estamos en un mundo fundamentalmente indeterminado, que no podemos conocer más allá de cierto punto, de acuerdo con el principio de incertidumbre. Resulta muy sugerente apuntar que tal vez los individuos se comportan de alguna manera como ondas "virtuales" y en otras ocasiones como partículas "reales". La historia y el contexto son esenciales para entender los conceptos cuánticos, de forma bastante paralela a como resulta en periodismo. La idea de un periodismo que trata de informar sobre un sistema viviente con paradojas cuánticas puede ser un terreno de exploración muy interesante.